Ana Cuevas
Caer
en la exclusión social ha dejado de ser una posibilidad remota para
muchos españoles. La famélica legión de parados, desahuciados y
desfavorecidos por la fortuna aumenta exponencialmente pese a los
pintureros augurios macroeconómicos. Incluso se puede ser pobre
trabajando. La desesperación obliga a muchas personas a aceptar empleos
precarios con remuneraciones ridículas con las que no pueden cubrir sus
necesidades más básicas. Mi maquinaria neuronal conspiranoica confirma
sus vaticinios. La crisis fue una excusa para desmantelar los derechos
conquistados por la clase trabajadora europea. Principalmente en los
países del sur. ¿Para qué trasladar la producción a países del tercer
mundo si podemos tener nuestro propio tercer mundo en el patio de casa?
Esclavos
nacionales, agradecidos por los flexibles grilletes con los que el
capitalismo salvaje rodea sus tobillos. O eso piensa el presidente del
Círculo de Empresarios, Javier Vega, que se refirió a los desempleados
como: Esos pobrecillos que están en la calle. Para Vega, esos
pobrecillos muertos de hambre, darían palmas con las orejas con tal de
aceptar cualquier tipo de empleo. Su bondadoso corazón aboga por la
extrema flexibilización del mercado laboral pensando en estas criaturas.
En lo bien que encajan en el organigrama del Nuevo Orden mundial.
Predispuestos, por la miseria, a aceptar las escasas migajas que los
poderosos arrojan de sus mesas.
Y
es que estos neoliberales son todo corazón. Igual que Esperanza
Aguirre, otro prodigio de sensibilidad y empatía. Su método para acabar
con la pobreza es tan expeditivo como canalla. ¿Qué hacer con los
transeúntes que duermen en la calle? Se les echa fuera de la ciudad,
lejos de las escrutadoras miradas del turisteo , donde no ofendan con su
mugrienta presencia las delicadas retinas de la gente de pro. ¡Que
sobrevivan montarazmente comiendo raíces!. No se cómo esta bondadosa
dama no ha propuesto una caritativa Solución Final para este
anti-estético problema.
Una eutanasia por compasión que liberara a estos pobrecillos de su lamentable situación.
En realidad, es mucho más práctico para ellos mantener una nutrida bolsa de miseria. Un país sembrado de santos inocentes.
De gentes temerosas e ignorantes, al límite del hambre, más proclives y
dóciles a aceptar condiciones laborales draconianas. La educación y la
libertad de expresión también son sus enemigos. Los poderosos, los
verdaderos amos del mundo, no quieren marisabidillos entre los obreros
ni que se filtren sus cochinadas y corruptelas. El ministro de Justicia (
¡ay que me da la risa tonta!) enseña la patita de pantera proponiendo
una ley de censura. Los huesos del chaparrito se remueven de gusto en el
Valle de los Caídos. Luego dice que no.. . pero porque les falta
arrojo. Que no por ganas.
"Ladrabais cuando el hambre llamaba a vuestras puertas"- dijo el poeta. Sí, están aullando las fieras. Defienden a zarpazos el sangriento botín que han arrebatado a los ciudadanos.
Ahora
todo depende de nosotros. De si aceptamos ser esos santos inocentes que
ojean la caza de los señoritos o preferimos asumir las riendas de
nuestro destino.
Al menos servidora, no tiene nada de santa y mucho menos de inocente. ¡Ay milana bonita!
DdA, XII/2991
1 comentario:
Desde el momento en que Podemos se convirtió en un éxito pensé en la posibilidad de que la unidad en ese partido podría romperse. Los resultados de las europeas me temo que han hecho entrar en el partido al mismo tipo de oportunistas que lo hicieron en el PSOE en los años previos al 82, cuando todo presagiaba su victoria. Una pena, pero así somos.
Publicar un comentario