La superstición, la ignorancia, algo de miedo y mucha desinformación, ingredientes favoritos de las campañas electorales para que se vote en pro de una falacia tan
grande aquí en la tierra como en el cielo.
Jaime Poncela
Una cuarta parte de los españoles cree que sol gira alrededor de la
tierra. Puede que sean los mismos españoles que votan al PP o al PSOE,
dos partidos dedicados desde hace décadas a hacernos creer que la
democracia no gira alrededor del pueblo, sino alrededor de sus siglas.
La superstición, la ignorancia, algo de miedo y mucha desinformación
siguen siendo los ingredientes favoritos de las campañas electorales en
las que se pretende que el electorado vote para mantener una falacia tan
grande aquí en la tierra como en el cielo.
Una cuarta parte de los españoles están en el paro. Allí los han
llevado unos tipos que están convencidos de que todo gira alrededor del
capitalismo navajero. Tal vez esa cuarta parte coincida con ese 25% de
españoles que, según las encuestas, se manifiestan como “muy enfadados”
en general. Creyeron, tal vez, que las decisiones de las instituciones
girarían alrededor de las necesidades de los más débiles y cuando vieron
que no era así, se enfadaron. Su cabreo es tan inútil como la fe del
25% de la población que cree que el sol gira alrededor de la tierra.
Y la OCU dice que un 25% de los españoles son adictos a sus
smartphones, aunque no aclaran si son los mismos que votan al PP y al
PSOE, o los que creen que el sol es un comparsa de la tierra. Su fe en
la tecnología se debe, tal vez, a que esperen ver llegar a sus
pantallas alguna noticia que les haga abandonar el porcentaje de los que
están muy enfadados o porque quieren creer que, en realidad, el
universo gira alrededor de su teléfono, una parcela de realidad que es
manejable por ahora. Tal vez la suma de todos estos porcentajes es el
hecho constatado de un 25% de los españoles son adictos a los
analgésicos, posiblemente son los que votan al PP y al PSOE o quizás
aquellos quienes los teléfonos móviles provocan dolores de cabeza o
enfados en general.
Yo uso anlagésicos, no voto al PSOE ni al PP, no creo que el sol gire
a nuestro alrededor, no soy un adicto al teléfono móvil, pero casi
siempre estoy cabreado. Una vez más no formo parte de ninguna minoría
reseñable, ni tampoco de ningún club de fans. No estoy en el porcentaje
social adecuado y, encima, soy de letras.
Artículos de Saldo DdA, XII/2986
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