Lazarillo
No puedo dejar de pasar por alto que tal día como mañana pone fin a su presencia, en el portal del edificio donde reside la consejera de Educación del gobierno autonómico aragonés, mi querido y admirado amigo Antonio Aramayona, profesor jubilado de Filosofía y Ética, que durante casi dos años, dos, ha mantenido todos lo días laborables durante dos horas sus carteles en pro de una educación pública y laica de calidad. Hace un año tuve el placer de conocer a Antonio y mantengo esa fecha entre una de las más entrañables y emotivas de mi vida, por comprobar hasta qué punto puede surgir y motivarnos un sentimiento de amistad basado en una solidaridad intelectual tan necesaria y hasta apremiante como es la de plantear una reivindicación vital para el porvenir de cualquier país, sobre todo si tan dañado está en esa materia como el nuestro. Entre Antonio y este Lazarillo queda el abrazo expreso y compartido de ese sentimiento, que también participo a Marisolo Ibáñez, compañera de Aramayona en el portal de la consejera durante muchas de esas jornadas. En cuanto a la consejera, su silencio, su indiferencia y ya no digamos las amenzas y sanciones con las que pretendió disuadir la voluntad de protesta de un pacífico y respetuoso ciudadano, creo que la retratan para pasar al olvido, que este Lazarillo desea próximo y crecedero para bien de la cultura política y democrática. Obvio es decir que también de la enseñanza.
DdA, XII/2990
2 comentarios:
El ejemplo de Aramayona debería prodigarse en otros portales de otros y otras consejeras porque el nivel de nuestra enseñanza pública va camino del desastre. Laica tiene que ser para ser libre.
Un saludo para Antonio.
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