martes, 2 de diciembre de 2014

FINLANDIA ANULARÁ EL PULSO DE LAS LETRAS

Félix Población

Leo que Finlandia, el país modélico en su sistema de enseñanza pública, decidirá para el curso que viene que los alumnos abandonen la caligrafía y pasen con carácter  obligatorio al teclado, por aquello de las imposiciones del ordenador en nuestra vida cotidiana. Yo supongo que al referirse a la caligrafía no competa al arte de escribir con letra bella y correctamente formada, según diferentes estilos, tal como figura ese término en una de las dos acepciones que da el diccionario de la Academia Española, pues hace mucho que esa caligrafía no figura en los planes de enseñanza de nuestro país. La otra acepción,  conjunto de rasgos que caracterizan la escritura de una persona o un documento,  sí es la que al parecer está a punto de desaparecer en las aulas finlandesas, con todo lo que esa pérdida de una herramienta histórica en nuestro desarrollo cultural puede representar. Tanto me ha llegado a afectar esta noticia, por el respeto y admiración que dispensaba a la educación en aquel país, que ahora mismo he llegado a cuestionarme la raíz misma de mi propia formación escolar. Se basa, en buena medida, en los ejercicios de caligrafía que mi admirado maestro, don José Suárez (del Grupo Escolar Jovellanos), escribía en el encerado, bien fuera dando voz a un verso o a una consigna del glorioso/ominoso Movimiento Nacional, y que alteraban el pulso de su mano empuñando la tiza (más o menos tenso) según fuera el mensaje. Siempre pensé que en el pulso de aquellas letras prendió mi afición por la palabra.

PS.- Leo después que Minna Harmanen, responsable del Instituto Nacional de Educación de Finlandia, ha explicado al diario ABC que no será obligatoria la caligrafía tradicional seguida o cursiva, pero se mantendrá la escritura manual con letra de imprenta y se potenciará el uso del teclado. Sigo diciendo lo mismo: perderán pulso las letras y personalidad quien las empuña.


DdA, XI/2859

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto abunda en el borreguismo. ¿No era la caligrafía un rasgo de nuestra identidad? Los grafólogos ya nos erán necesarios. Todos escribiremos las mismas letras sin pulso y sin ninguna identidad.

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