Félix Población
Leo que Finlandia, el país modélico en su sistema de
enseñanza pública, decidirá para el curso que viene que los alumnos abandonen
la caligrafía y pasen con carácter obligatorio
al teclado, por aquello de las imposiciones del ordenador en nuestra vida
cotidiana. Yo supongo que al referirse a la caligrafía no competa al arte de escribir
con letra bella y correctamente formada, según diferentes estilos, tal como
figura ese término en una de las dos acepciones que da el diccionario de la
Academia Española, pues hace mucho que esa caligrafía no figura en los planes
de enseñanza de nuestro país. La otra acepción, conjunto
de rasgos que caracterizan la escritura de una persona o un documento, sí
es la que al parecer está a punto de desaparecer en las aulas finlandesas, con
todo lo que esa pérdida de una herramienta histórica en nuestro desarrollo
cultural puede representar. Tanto me ha llegado a afectar esta noticia, por el
respeto y admiración que dispensaba a la educación en aquel país, que ahora
mismo he llegado a cuestionarme la raíz misma de mi propia formación escolar.
Se basa, en buena medida, en los ejercicios de caligrafía que mi admirado maestro, don José
Suárez (del Grupo Escolar Jovellanos), escribía en el encerado, bien fuera dando voz a un verso o a una consigna
del glorioso/ominoso Movimiento Nacional, y que alteraban el pulso de su mano empuñando
la tiza (más o menos tenso) según fuera el mensaje. Siempre pensé que en el pulso de aquellas
letras prendió mi afición por la palabra.
PS.- Leo después que Minna Harmanen, responsable del Instituto Nacional de Educación de Finlandia, ha explicado al diario ABC que no será obligatoria la caligrafía tradicional seguida o cursiva, pero se mantendrá la escritura manual con letra de imprenta y se potenciará el uso del teclado. Sigo diciendo lo mismo: perderán pulso las letras y personalidad quien las empuña.
PS.- Leo después que Minna Harmanen, responsable del Instituto Nacional de Educación de Finlandia, ha explicado al diario ABC que no será obligatoria la caligrafía tradicional seguida o cursiva, pero se mantendrá la escritura manual con letra de imprenta y se potenciará el uso del teclado. Sigo diciendo lo mismo: perderán pulso las letras y personalidad quien las empuña.
DdA, XI/2859
1 comentario:
Esto abunda en el borreguismo. ¿No era la caligrafía un rasgo de nuestra identidad? Los grafólogos ya nos erán necesarios. Todos escribiremos las mismas letras sin pulso y sin ninguna identidad.
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