Jaime Poncela
Ha perdido el culo el siempre lento Tribunal Constitucional para
aprestarse en declarar ilegal el referéndum catalán. Sus señorías, tan
apáticas para juzgar los asuntos de la clase de tropa en general, se han
dado mucha prisa en sentenciar que lo que proponen Artur Mas y los
suyos es separatismo de la peor especie y que el separatismo va contra
la Constitución, o sea que se acabó lo que se daba. En este país siempre
nos hemos empeñado en estar todos muy juntos para así poder organizar
mejor unas guerras civiles del carajo. El separatismo es ilegal y
rechazable, al parecer, y si para cortarlo en seco es necesario liarse a
tiros estamos dispuestos a ello. Hay precedentes de que si hace falta
matar al de al lado para que no se separe del resto se le da matarile y a
otra cosa. Así somos. Lo bueno de la democracia es que ahora tenemos un
Tribunal Constitucional que lo sentencia todo con enorme diligencia y
tiene un ojo de lince tremendo para saber cuando hay separatistas
tratando de pasarse de listos. Esos jueces del Constitucional son igual
que aquellos viejos directores espirituales que con solo preguntar
“¿cuántas veces?” ya se hacían una composición de lugar de como de
podrida estaba tu alma y de las penas del infierno que te podrían caer
encima. Traducido a lo constitucional, el separatismo es un pecado
mortalísimo que atenta contra lo más sagrado de la patria y que debe ser
sentenciado con diligencia. Lo que ignoro es si el Tribunal
Constitucional sabe que en España hay muchos más separatistas de los que
parece y que todos ellos están violando sagrados preceptos de la
Constitución. Tenemos a los que viven en total separatismo de un puesto
de trabajo decente desde hace años. Luego están los que han sido
separados de su subsidio, de una parte de su pensión o de una ayuda a su
dependencia. A ver cuando meten caña los jueces a estos y también a
esos otros separatistas que se han ido a vivir a otros países y que en
vez de ejercer aquí sus carreras de ingenieros viven en Londres o en
Melbourne poniendo copas. Con tal de joder la unidad de España y el
progreso nacional no saben qué hacer. Alerta, señorías: España no es un
país, es una patera en la que navegan un montón de separatistas
cabreados que cualquier día tratarán de desembarcar sin papeles en
Gibraltar para invadir su propio país uno, grande y libre, quitar el
trabajo a los españoles de verdad y acabar con nuestro prometedor
futuro. Hagan algo ya. Lo de Cataluña solo es el principio.
Artículos de Saldo DdA, XI/2808
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