Última imagen de Excalibur en la terraza de la casa de sus dueños.
¿Se despide o los llama con su aullido, o aúlla por todos nosotros,
gobernados por una panda de ineptos?
¿Se despide o los llama con su aullido, o aúlla por todos nosotros,
gobernados por una panda de ineptos?
Ana Cuevas
Que
el virus del ébola diera el salto a Europa era cuestión de tiempo. A mi
profano entender, lo sensato hubiera sido desplegar todos los recursos
internacionales en atacar el brote en sus focos de origen. Pero, a los
hechos me remito, los países africanos afectados no son un mercado
lucrativo para las grandes empresas farmacéuticas y no se consideró
oportuno invertir para salvar sus paupérrimos pellejos.
¿Estamos
hablando de una irresponsabilidad homicida o de algo más? Ahora, gracias
a la inestimable colaboración del gobierno de España, el ébola lleva
trazas de poder convertirse en pandemia dentro de la Unión Europea. A mí
, que se me va un poco la cabeza, me da por pensar que todo esto podía
ser el guión de una película de terror. Oscuros intereses económicos
necesitan la implantación del virus en occidente para hacer caja. Como
el proceso per se es demasiado lento, buscan la colaboración de un tonto
útil. Un elemento desestabilizador e incompetente al que generar
alarmas sociales se le da de perlas.
¿Quien daría mejor ese perfil que
los chicos y chicas de Rajoy y sus recortadoras autoridades sanitarias?
Una ministra de sanidad que podría tener un pedazo de virus del tamaño
de la catedral de Burgos aparcado en su garaje sin enterarse de nada, la
pobriña. Unos consejeros que desmantelan el sistema sanitario y le
privan de recursos humanos ,materiales y de formación para afrontar una
amenaza del calibre de la actual. ¿Qué puede salir mal? Nada. Siempre
que el objetivo fuera que el ébola se nos colara como Pedro por su casa.
Todo esto es ficción fruto de mi mente enferma, espero, pero la
realidad no anda desencaminada.
Una cadena de despropósitos y malas
decisiones han culminado con el contagio de la auxiliar que atendió,
voluntariamente, a los misioneros infectados. Y la espita del pánico ha
petado. Escucho al consejero madrileño criminalizar a la víctima
acusándola de mentirosa y torpe. A Teresa no la pueden sacrificar como a
su perro. Pero usan otras técnicas casi igual de "humanitarias".
Yo
también trabajo en un servicio de urgencias de un hospital público. Como
hicieron con Teresa, los trabajadores recibimos una charla de 30
minutos y una persona hizo una demostración de cómo ponerse y quitarse
el traje. En el proceso de desembarazarse de él se tocó varias veces con
la superficie que se supone podría estar contaminada. Esa fue toda
nuestra formación. Ninguno más nos hemos puesto o quitado estos trajes,
que no reúnen las garantías adecuadas, ni se nos ha instruido en cómo
prevenir los riesgos. Si el virus entra por la puerta, los que vamos a
morir, le saludaremos haciéndole la ola.
Y
aquí no dimite nadie. Siempre habrá alguna Teresa a la que echar la
culpa de sus criminales chapuzas. Eso, si es que alguno sobrevive a este
gobierno que ha resultado experto en el control de plagas. Las engorda
que da gusto. Ya hablemos de plagas de parados o de virus mortales, no
hay quien le ponga la pierna encima a estos peperos. Cuando dicen: ¡A
exterminar! dan un paso adelante. Son profesionales. No hay más que ver
lo rápida y eficazmente que han exterminado nuestros derechos laborales y
sociales. Con el ébola, no podían hacer menos.
Puntos de Página
Puntos de Página
+@El responsable de Sanidad de Madrid afirma en una entrevista radiofónica que "si tiene que dimitir, dimitirá" y que tiene "la vida resuelta". ¿A qué espera después de decir esto?
DdA, XI/2810
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