Lazarillo
Lo mismo que ocurre en los puestos directivos de los medios de comunicación, así ocurre en los suplementos literarios de los medios de información, donde las mujeres son invisibles, a pesar de las consideraciones que establece El Diario.es en su informe:
En el contexto del trabajo realizado conjuntamente por las asociaciones Clasicas y Modernas, MAV, CIMA, AMIT, La Mujer construye y Con la A, y con la coordinación de Laura Freixas,
escritora y presidenta de Clasicas y Modernas, hemos recogido y
analizado datos sobre la presencia de mujeres en suplementos culturales
del mes de diciembre de 2013 en diarios de alcance estatal.
Todo ello nos permite concluir lo siguiente:
Las mujeres están muy poco representadas en los suplementos literarios, a pesar de que...
1. Son la mayoría de lectoras
Las mujeres leen más que los hombres. Según el último estudio
realizado por el Ministerio de Cultura y la Federación de Gremios de
Editores, en 2012, leen libros el 67% de las mujeres y el 59% de los
hombres.
2. Existe un buen número de escritoras
No sabemos exactamente qué porcentaje del total de
libros que se publican son de autoría femenina, pero sí que la media de
los rankings de libros más vendidos y publicados en los suplementos
culturales alcanza un 36% de libros escritos por mujeres.
En los “especiales de libros” del ABC, no se propone
ninguno escrito por una mujer. En el extremo más alto de menciones de
libros de autoría femenina está La Vanguardia con un 19% del total. La
media de los cuatro suplementos es del 13%, un dato a todas luces que no
se corresponde con la realidad.
3. La mayoría de licenciados/as en filología (es decir, en lengua y literatura) son mujeres
Desde por lo menos 1982 (primer año del que hay estadísticas
desagregadas por sexo), más del 70 % de los licenciados en Filología son
licenciadas. Resulta por lo menos llamativo, una vez más, el contraste
con la proporción de críticas entre los críticos literarios, que es de
un 19% de media en los suplementos culturales analizados.
De toda esta información podemos extraer dos conclusiones.
a) Desde el punto de vista de las profesionales de la literatura:
Todo apunta a que existe una discriminación, por más inconsciente que
sea, que cercena la carrera profesional de las mujeres en el ámbito de
la literatura, en tanto que críticas o en tanto que escritoras, una
versión más del conocido "techo de cristal".
b) Desde el punto de vista de la sociedad en general:
No nos podemos perder la visibilización y el aporte del talento de las
mujeres. Y no olvidemos que una cultura producida desde la desigualdad,
es decir, por un mundo profesional donde los hombres son la mayoría y
ostentan casi todos los puestos de poder y prestigio, es una cultura que
en sus contenidos y puntos de vista perpetúa y legitima la desigualdad.
El Diario DdA, XI/2.740
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