Jaime Poncela*
Siendo grave que Arias Cañete sea un machista y un clasista, peor me
parece que mienta y aún peor que no se monte por ello un escándalo
mediático. El candidato del PP dijo, tan pancho, que los españoles somos
“los alemanes del Sur” o que España es “la locomotora de Europa” junto
con Alemania. Lo de los “alemanes del sur” parece el nombre de una
orquesta de esas que amenizan las romerías de verano. Lo de la
“locomotora de Europa” sería aceptable si Cañete aclarase que se trata
de una locomotora de vapor, no de alta velocidad. Las dos frases son tan
desafortunadas como las perlas sobre la superioridad intelectual de los
hombres dirigidas a la candidata socialista, aunque no he visto que
ninguna red social se haga eco de esta sarta de memeces sobre nuestra
pujanza y pida que vaya el candidato. La coincidencia de la campaña con
la temporada de las primeras comuniones puede hacer pensar a los
candidatos que las ruedas de molino son el sacramento electoral por
antonomasia. Cañete dice chascarrillos bizarros con un palillo en la
boca y cuenta mentiras con aparente valor estadístico. Es fácil y
vistoso indignarse con los primeros y no debatir las segundas. Se pilla
antes a un machista que a un populista y siempre es más rentable y más
fácil escandalizarse de las estupideces misóginas que dedicar la campaña
a debatir sobre qué hace realmente la UE por la gente. El PSOE esta
encantado con un contrincante que ha diseñado una campaña de patio de
colegio a medida de la flojera socialista. Una campañita basada en
chascarrillos que permiten la indignación de manual y evitan debatir lo
que esta pasando; una campaña que ha conseguido recauchutar el
desinflado mensaje de la camarada Valenciano. Cañete es la estrella, el
crupier que da cartas ganadoras a los suyos y a los socialistas que,
como siempre, se repartirán entre ambos las ganancias desde el día 26. Y
nosotros tan contentos.
Puntos de Página
Puntos de Página
*Artículos de Saldo DdA, XI/2.705
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