Lazarillo
La imagen que sirve a Eloy Moreno para escribir su magnífico pie (así se llama en Periodismo el texto generalmente breve que acompaña a una fotografía para documentarla o comentarla), es una imagen con previsible y dilatada trayectoria en los tiempos que vivivimos. A medida que se reducen los espacios de libertad y se restringen los derechos humanos, como consecuencia de las cada vez más atosigantes medidas socioeconómicas impuestas por la dictadura financiera a través de los gobiernos (léase a Chomsky), más es la desesperación de los humildes, capaz de dibujar en el rostro de jóvenes como la de la foto (casi un 60 por ciento en paro) ese semblante de congoja y de impotencia ante unos conciudadanos obligados a reprimir su protesta con el rigor de nuevas y cada vez más restrictivas leyes. Eloy lo dice todo en unas pocas líneas. También es aconsejable visitar su blog y enterarnos de sus avatares para publicar una novela que a este Lazarillo le gustaría leer:
"De vez en cuando uno se encuentra con imágenes capaces de acariciar
los poros del alma. Una imagen como la que encabeza este artículo. Una
imagen, dos miradas.
Él la observa desde la distancia. Ha dejado que se acerque, ha dejado
incluso que ponga las manos sobre su cuerpo porque sabe que no hay
violencia en sus gestos y, lo más importante de todo, ha permitido que
le mire a los ojos. Él va disfrazado de ley pero por dentro sigue vestido de justicia. Sabe que ella ha salido a la calle porque ya no le queda otra opción.
La mira, distante, con unos ojos que fuerzan el gesto para no
derramar también lágrimas, con unos brazos rígidos que seguramente
desearían abrazarla. Sabe que podría ser su amiga o incluso su propia
hermana.
Ella lo mira con la certeza de que no va a hacerle daño, por eso ha
dejado que sus manos se posen sobre él. Aun así, no se atreve a
acercarse más; no por miedo a ser atacada por el hombre, sino por miedo a serlo por el sistema.
Ella sabe que, en ese mismo instante, sólo la ley los separa.
Sabe
que él está allí porque no le queda otra opción, que está allí porque
obedece órdenes. Él es un desconocido pero podría ser cualquiera de sus
amigos, o incluso su hermano.
Y así, durante un eternidad que les parecerán instantes, ambos bailarán desde la distancia, con sus cuerpos tocándose en el interior de una batalla para la que ninguno de los dos está preparado.
Quizás si en ese momento apagasen las cámaras, las luces y los
sinsentidos, acabarían abrazados, con lágrimas en los ojos, en las
mejillas y quizás hasta en el corazón.
.
P.D.: Lo que ustedes ven en la foto son personas.
Lo que las une se llama humanidad, lo que las separa, sistema. Ojalá
nunca olvidemos qué es lo más importante".
DdA, X/2.637
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