Lazarillo
En este caso la ilustración nada tiene que ver con el asunto que mi estimado Victorino García Calderón desarrolla en su artículo, pero este Lazarillo cree obligado incluirla como una prueba más de los méritos que en el arte de la fotografía avalan el currículum del firmante del siguiente texto, que no era el que en principio iba a escribir Victorino, como confiesa en las primeras líneas su autor. García Calderón aprovecha la oportunidad que le brinda el caso SACYR en Panamá para preguntarse por los sobrecostos y rendimientos de los edificios construidos en la ciudad de Salamanca con motivo de la capitalidad europea de la cultura, que poco se aprecian en el desarrollo cultural de la localidad, totalmente insuficiente:
"Cada vez que voy a en escribir pienso que debo hablar del arte de la fotografía, de su masificación como medio de comunicación y de los puntos de contacto entre una fotografía como obra de arte y otra que solo pretenda congelar un instante para el recuerdo, pero siempre hay alguna noticia que me aparta de hacer tal cosa. Hoy, cuando me disponía a trazar un esquema sobre el maravilloso mundo de la luz grabada, la radio, que está casi siempre puesta en la cocina, vocifera sobre la noticia del día: la marca España está en el entredicho en Panamá.
"Cada vez que voy a en escribir pienso que debo hablar del arte de la fotografía, de su masificación como medio de comunicación y de los puntos de contacto entre una fotografía como obra de arte y otra que solo pretenda congelar un instante para el recuerdo, pero siempre hay alguna noticia que me aparta de hacer tal cosa. Hoy, cuando me disponía a trazar un esquema sobre el maravilloso mundo de la luz grabada, la radio, que está casi siempre puesta en la cocina, vocifera sobre la noticia del día: la marca España está en el entredicho en Panamá.
El presidente panameño, Ricardo Martinelli,
viajará a España e Italia para exigir a sus gobiernos que pidan a las
empresas que se adjudicaron la ampliación del Canal de Panamá que cumplan con el contrato y se ciñan a su presupuesto original.“Yo voy a ir a España e Italia a exigirle a estos gobiernos,
porque no puede ser que una empresa meta una cantidad enorme de
sobrecostos en una obra de ampliación, que es una obra de la humanidad, que cuando ellos licitaron pusieron un precio y ahora van a venir con el cuentito de que están subiendo los precios“, declaró Martinelli.
Esto
me hace reflexionar sobre los sobrecostos de una y mil obras realizadas
en España en los últimos años y, desde luego en las realizadas en esta
mi Salamanca con motivo de la tan traída y llevada capitalidad cultural
celebrada a bombo y platillo hace tan sólo una década y de la que nos
quedan tres edificios casi inútiles por la nula rentabilidad de tenerlos
abiertos o los costes tan altos que hay que asumir en tiempos de crisis
por el simple hecho de realizar en ellos unos cuantos eventos
deportivos, tres conciertos, cuatro obras de teatro y cinco
exposiciones.
¿Cuándo nos van a explicar a los ciudadanos de esta muy noble y culta ciudad de Salamanca
si se están cumpliendo las expectativas deportivas y culturales para
las que fueron creados y construidos edificios tales como el Multiusos
Sánchez Paraíso, El CAEM o el DA2? ¿Cuándo van a poner encima de la mesa
las cuentas de lo que costaron, los compromisos que adquirieron con los
ciudadanos, la rentabilidad que se les ha sacado, lo que cuesta
abrirlos todos los días y, por supuesto, la diferencia de los
presupuestos iniciales y el costo total acecido?
De aquellos polvos vienen estos lodos. Las empresas españolas se
habían acostumbrado a que esto lo pagábamos entre todos, y aquí paz y
después gloria. Nunca pasó nada, en la España zapaterista y aznarista
“todo iba bien”, el país fue regado de miles de obras faraónicas sin el
control democrático pertinente, ahora nos las tenemos que comer.
Aeropuertos inútiles, centros de arte devaluados, palacios de deportes,
centros de interpretación, paradas de autobús donde casi no hay ni
autobús y un sin fin de construcciones que conformaron eso que se llamó
el “milagro español”, que no era otro que el milagro de llenarse los bolsillos unos cuantos,
hasta que la burbuja explotó y nos llenó la geografía de mierda
corrupta, de deudas insalvables, mientras los más ricos se lo llevaban
al extranjero o se benefician de amnistías fiscales.
Si el presidente panameño se pone terco, y tiene sus razones,
tendremos otro problema, habremos exportado el pelotazo urbanístico al
extranjero, Sacyr, auspiciado por el actual gobierno español y sus
“colegas” sabrán huir hacia delante y saldrán airosos, terminarán la
obra panameña, no queda otra, y como siempre la terminaremos pagando los
de abajo, que para eso estamos, para socializar la pérdidas y
privatizar las ganancias (máxima del libre-mercado neoliberal que nos
consume). El acuerdo entre los dirigentes de España y Panamá es más que
probable, las empresas harán valer sus razonamientos, el contrato
saltará por los aires y los demás a rescatar la marca España.
¿Ves querido lector? Ya no me queda sitio para hablar de la luz, ni
de la fotografía, ni de arte. La mezquindad de lo prosaico me lo impide,
la basura de la marca España huele fatal. Aún así, te dejo con
una fotografía que hice hace unos días en la tranquilidad del campo
salmantino de Morille, hablaré de ello en otra ocasión, si el tiempo no
me lo impide.
DdA, X/2.587
No hay comentarios:
Publicar un comentario