Alegando que son los conductores
de más de cuarenta años los que más accidentes causan o sufren, como si la
experiencia fuera en detrimento de la conducción, la directora general de
Tráfico ha esbozado la posibilidad de que quienes renueven el carné de conducir
tengan que pasar en el futuro por una especie de revalidación teórica que les
haga merecedores de seguir conduciendo a partir de una cierta edad.
Obviamente, María Seguí ha presentado la
idea como un proyecto de colaboración con el ciudadano para ayudarle a reciclar
sus conocimientos, sin apuntar para nada que tal medida pueda traer consigo lo
que con toda seguridad comportará: una nuevas tasas con la que sangrar al
contribuyente, pues la Administración no suele desaprovechar ninguna de estas iniciativas con ese fin, por más que la revista de afán colaborador para que haya una mayor seguridad en nuestras carreteras. Estoy convencido de que a las autoescuelas les parecerá magnífico.
La Dirección General de Tráfico sabe, sin embargo, que en este país
hay muchos conductores que lo largo de una dilatada experiencia como tales no
han visto mermados los puntos de que disponen en el carné de conducir -desde que
se impuso este sistema- para mantenerse libres de las sanciones que su pérdida
ocasiona, aunque al lado de estos tengamos a los que han sido repetidamente
sancionados o aquellos que incluso han perdido todos los puntos.
Teniendo en
cuenta a unos y otros, no me parece justo que todos se vean obligados a pasar
por ese supuesto examen teórico cuando vayan a renovar su permiso de
conducción a partir de una cierta edad, pues los primeros tienen demostrada una eficiencia contrastada al
volante que les debería eximir de lo que acaso sí fuera útil para los segundos,
cuando la reiterada pérdida de puntos así lo podría aconsejar.
No se puede equiparar a los ciudadanos que cumplen con las normas de tráfico con aquellos
que las vulneran reiteradamente, pues los que las respetan a lo largo
de los años tienen ganada con la práctica la revalidación de su permiso de
conducir, algo que no se puede equiparar de ningún modo con el comportamiento
de aquellos conductores en cuyo currículum se repiten las sanciones o la
pérdida temporal incluso de su carné.
DdA, X/2.564
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