Empieza en Asturias la semana del Cortefiel masivo y azul marino para
los caballeros y del modelito aprovechado de la última boda para las
señoras. Un batallón de peluqueras, cientos de Alsas, miles de
camareros, docenas de taxistas que han cambiado el ambientador de pino y
millares de periodistas que estrenan libreta, se levantan hoy con la
conciencia de que tienen por delante seis días para aproximarse a los
valores eternos. Empieza la más maquillada semana del año que produce
alergia a los republicanos y descontentos en general, y embriaga de
dulce orgullo a quienes están en la pomada y que estos días tendrán su
patria a codazos en el teatro Campoamor y en el hotel de la Reconquista
que estará sitiado por gaiteros, fotógrafos y jubilados. Se izan las
banderas recién lavadas y planchadas, se saca brillo a los pasamanos,
plafones y los galones, se llenan las plazas de xiringuelos y pericotes,
y en todas las farolas de Oviedo flamean banderas de romería tope gama.
Se ponen paños negros sobre los cuadros en los que aparece el oso que
mató a Favila. Litros de limpiametales y metros de alfombras rojas harán
su labor de lifting de emergencia, de sordina engalanada de nuestra
poco festiva realidad. Oviedo volverá a salirse con la suya y parecerse
mucho a Vetusta. Y para rematar el decorado se bajaran de los furgones
azul-Cortefiel guardias con cara de matones que se apostarán en las
esquinas para que no se desborde el popular entusiasmo. La pasma contra
la plebe es siempre garantía del orden constitucional porque aunque en
la calle haya mayoría absoluta, la que hay que defender de siempre es la
que se oculta en el Parlamento. Esta semana nos lavaremos todos las
orejas, cambiaremos de muda y nos pondremos la camisa blanca de festejar
porque vamos a salir en la televisión. Seremos la aldea más cosmopolita
de la Tierra y hasta nuestro empresario más golfo y nuestro político
más mediocre se sentirán crecidos por hacer el paseíllo ante el
Campoamor, y ser retratados con su sonrisa de tiburones a pocos metros
de una princesa con la que el oso que se comió a Favila no tendría ni
para tomar el vermú.
Foto: es muy probable que esta imagen se repita también este año y que también crezca el número de ciudadanos indignados ante el teatro Campoamor de Oviedo, por lo que casi con toda seguridad el público amotinado será distanciado mediante un perímetro policial cada vez mayor, en evitación de que las voces y las pancartas se asomen a los telediarios.-Lazarillo
Foto: es muy probable que esta imagen se repita también este año y que también crezca el número de ciudadanos indignados ante el teatro Campoamor de Oviedo, por lo que casi con toda seguridad el público amotinado será distanciado mediante un perímetro policial cada vez mayor, en evitación de que las voces y las pancartas se asomen a los telediarios.-Lazarillo
DdA, X/2.517
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