Dado que la información no trascendió a los telediarios, donde se silenció totalmente la manifestación de protesta popular registrada en la Plaza de la Escandalera de Oviedo a la misma hora en que hacian su entrada en el teatro Campoamor los galardonados con los Premios Príncie de Asturias y demás cortejo de autoridades y afamados, es de agradecer la magnífica crónica de esas incidencias contestatarias que para el nuevo diario electrónico Astures escribió Felipe Escudero. Reiteramos nuestros desos de que Astures, ya en Red, tenga éxito en el camino que abre en aquella región, tan necesitada de un medio profesional en esa línea crítica, progresista e independiente:
COMPETICION ENTRE LAS MAREAS DE PROTESTA
Y LAS GAITAS ASTURIANAS
"La entrada de invitados, premiados y de los Príncipes de Asturias
–acompañados por la Reina Sofía- se encontró hoy en Oviedo a varios
centenares de personas dispuestos a demostrar sus críticas al sistema, a
los recortes y a la Monarquía, y mucho mejor organizadas que en
ediciones anteriores. Situados en la plaza de la Escandalera se
concentraron integrantes de una quincena de grupos y asociaciones,
rodeados de un imponente despliegue policial. Frente a ellos, bajo el
Teatro Campoamor, tres bandas de gaitas tocaban sin parar para evitar el
sonido de las protestas, con el apoyo ocasional de un helicóptero de la
Policía Nacional.
Los premiados se sorprendían del ruido y de recibir aplausos por un lado
y abucheos por otro. Algo incomprensibles los abucheos a Muñoz Molina,
que estos días ha sido crítico con las políticas cultural y educativa de
España. Pero es que había protestas de todo tipo. Desde los miembros de
APTA, despedido de la ONCE hace dos años, a las mareas verde (por los
recortes en Educación), blanca (por la Sanidad pública), amarilla (de
empleados de juzgados), La Madreña, miembros de la Corriente Sindical de
Izquierdas (CSI), dirigentes como el coordinador regional de IU Manuel
Orviz –acompañado de varios de sus dirigentes y de la dirigente de esa
organización en Castilla La Mancha, Doris Benegas–, etcétera.
A ellos se sumaron varios colectivos vinculados al movimiento 15M, “La
España real”, los desahuciados por la Caja de Asturias (que hoy está
integrada en Liberbank) y otros. La seguridad que rodea a la Monarquía
impedía los movimientos, pero de hecho la protesta era pacífica, aunque
ruidosa y bien organizada. Contaban con su propio equipo de gaitas y
tambores, que trataban de rivalizar con el sonido de las oficiales.
La llegada del ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, pasó
desapercibida para los manifestantes, porque entro a la carrera y
tratando de esconderse una hora antes del inicio del acto, para inmenso
regocijo de la tribuna de prensa, situada frente a él, y a quien no pasó
desapercibido. No así l responsable de Asuntos Exteriores, José Manuel
García-Margallo, quien diplomáticamente entró por la puerta principal.
Frente al glamour de empresarios, esposas vestidas de todo tipo,
políticos de cualquier rango (Rosa Díaz nada discreta, Alvarez Cascos
abucheado al grito de chorizo y el propio presidente del Principado) se
instaló el desencanto, el hastío y la necesidad legítima de protesta
pacífica.
Cuando la televisión comenzó a transmitir la llega de premiados, la
pantalla gigante situada bajo la sede de Cajastur sirvió de monitor de
lujo para los manifestantes, dirigiendo hacia ella los abucheos. Una
demostración pacífica de muchos descontentos que confluyeron frente al
riguroso ceremonial. Cuando sonó “tiene la palabra Matías Rodríguez
Inciarte (presidente de la Fundación Príncipe y vicepresidente del Banco
Santander), ya con las puertas del teatro cerradas y las gaitas en
silencio, los abucheos se hicieron ensordeceros al grito de “no, no y
no”, y “tu deberías acabar como yo”.
Dentro, mientras tanto asonaban ya las palabras comprometida de Muñoz
Molina y Annie Leitbovitz. Contrastes de un día de otoño".
DdA, X/2.522
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