Eclipsado por el lento final de ETA, Mayor Oreja ha iniciado el
tránsito a la jubilación, aunque la suya sea de las buenas, con varias
multinacionales pagando la fiesta de una fundación montada a imagen y
semejanza de sus desvaríos, entre ellos el de conseguir una ley europea
contra el aborto en vista de que aquí ya le hace Gallardón el trabajo y
de que las metas han de ser irrealizables para poder seguir viviendo del
cuento indefinidamente.
Dado que este hombre era capaz de vislumbrar una negociación con ETA
en un concurso infantil de disfraces, el final del terrorismo tenía al
todavía eurodiputado bastante confuso, especialmente desde que gobiernan
los suyos y se le hizo muy difícil mantener que Rajoy también participa
en la conjura secesionista que debía entregar la playa de la Concha a
los herederos de Pakito, Txelis e Iñaki de Rentería.
A fin de salvar la contradicción, Mayor afinó el tiro para encajar
las piezas del puzzle aunque fuera a martillazos y desde hace más de un
año empezó a aventar que, en realidad, ETA había nacido para romper
España matando o sin matar, mientras profetizaba que cuando sus
diputados (los de ETA) y los del PNV fueran mayoría impulsarían la
autodeterminación de Euskadi.
Como el augurio sigue sin cumplirse, quizás porque Urkullu es de
letras y se le atragantan las matemáticas, el Nostradamus del PP ha dado
una nueva vuelta de tuerca a su argumentario en una cuadratura del
círculo sin precedentes: ETA ha sido la vanguardia de los nacionalismos y
en su hoja de ruta también está Artur Mas, que viene a ser un Ibarretxe
elevado a la tercera potencia o, si se prefiere, un etarra con estudios
y sin capucha. En definitiva, los terroristas también han marcado el
rumbo a CiU, a cuyo desafío sólo cabe hacerle frente desde la firmeza,
la Constitución y -ojo al dato- sin negociación de ningún tipo, que ya
se sabe que es un arma que carga el diablo.
Obviamente, siempre según Mayor Oreja, hay que estar preparado para
lo peor porque de un nacionalista no se puede uno fiar, salvo que sea un
españolazo de bien y mantenga como él que el franquismo fue uno de los
más periodos más plácidos de la historia de esta sufrida piel de toro.
Redefinido el enemigo, que no es otro sino ETA y su simiente, su
papel vuelve a ser imprescindible. ¿A quién recurrir para explicar los
próximos pasos de estos modernos terroristas que forman cadenas humanas
kilométricas y tienen inculcado en su desviada genética el odio a los
Reyes Católicos? A Mayor Oreja y a su bola de cristal.
Público.es
DdA, X/2.488
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