En los mentideros políticos 
no se oye otra cosa a los periodistas habituales que hablar de la nula 
credibilidad de un ex tesorero delincuente y de la  presunta honradez 
del presidente de gobierno. Como sí un preso preventivo hubiera sido ya 
condenado por mentiroso, y un presidente honrado no pudiera dejar de 
serlo por ambición, debilidad o estulticia.
 
 Cuántos honestos se convierten en truhanes en la ocasión propicia y 
cuántos no lo son por falta de ocasión. Precisamente la política y el 
poder en este país tan poco acostumbrado a estas cosas y tan habituado 
por el contrario al despotismo, al privilegio y al abuso de poder son la
 prueba más dura para cualquiera que se aventure a ejercerlos. 
 
 Pero tampoco el periodismo está a la altura de la circunstancia. Es 
relativamente normal que todos los del gremio que opinan e influyen 
sobre la población tengan sus debilidades e incluso su ideología. Pero, 
aparte de que es su deber ético vencerlas en aras de la mayor 
imparcialidad posible, corren el riesgo de ser tan odiados como en otro 
tiempo lo fue la clerigalla por los mismos motivos. En los últimos 
tiempos algunos periodistas han optado por la investigación que no 
realizan las instituciones obligadas a ello, pero los otros se siguen 
guiando por la comodidad de sólo opinar según sus adhesiones o sus 
fobias acerca de lo que hacen sus colegas. Se esfuerzan en una sutil 
simulación. Pero aún así se les nota demasiado a todos los guños, y más 
el corporativismo o la envidia que el respeto mutuo entre ellos y a los 
demás. Todos se muestran demasiado arrogantes.
 
 En resumidas cuentas, al periodismo español, lo mismo que a la 
justicia, al empresariado, a los ricos, a lo políticos y a la jerarquía 
católica les queda todavía un largo recorrido de maduración. Aunque 
muestra hechuras, todavía no se le puede confiar el papel de vigilante 
de las instituciones. Incluso se nota demasiado el afán de ciertos 
directores de periódico de alzarse por encima del bien y del mal, por 
prurito personal y no por deseos de servicio: lo que añade más 
sospechas. 
 
 Y es que un país -y con mayor motivo cuando ese país viene de una 
dictadura con los tics de la clase social predominante- no se convierte 
en un nivel aceptable de democracia burguesa en treinta y cinco años, 
que es tanto como decir de la noche a la mañana. Sigue patente la 
intención de denunciar los efectos, pero dejando intactas las causas de 
tanto desmán y de tanto mirar a otra parte. Y no esperemos  nada de la 
cúpula de la Justicia, de los tribunales que dictan sentencias firmes. 
Habrá que esperar todavía a que los movimientos sociales, los 
contramedios y las plataformas cívicas, sirviéndose de la Internet, den 
el impulso preciso a la espinosa tarea de regeneración general que nadie
 de los que de una u otra manera se alimentan de la ubre va de ningún 
modo a arriesgar.
DdA, X/2.446 

1 comentario:
¡Vamos .... coge todo esto, llévalo allí. y allende, y ponlo a tu nombre.. que si a alguien se le puede caer el pelo que sea a tí .... tranquilo que te pagamos bien por eso, y además te protegemos, .... mira, mira, lo que le ha pasado al juez que comenzó a investigar cierto caso ... Que sí ... que diremos que has sido tú quien ha hecho las sisa ... pero que tranquilo, que no llegaremos a eso ... que cobras por el riesgo y todos además somos amiguitos ... !
OJO ! QUE ESTO SÓLO ES UNA OBSERVACIÓN, UNA DUDA RAZONABLE Y NADA MÁS, QUE HASTA AHORA NO SE HA PLANTEADO EN ÉSTE PAÍS ABSOLUTAMENTE NADIE !
NO VAYAMOS A EQUIVOCARNOS Y ADEMÁS TENGAMOS QUE PAGARLO.
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