domingo, 21 de julio de 2013

DOS ANCIANAS DE BABIA: ISABEL Y ASUNCIÓN


Félix Población

Hace unos tres años, cuando esos programas eran todavía posibles en TVE 2, pudimos ver el magnífico y conmovedor documental de Israel Sánchez-Prieto Siempre días azules, realizado cinco años atrás y basado, sobre todo, en el testimonio de dos ancianas de la comarca leonesa de Babia que pasaron toda su vida buscando los restos de sus respectivos hermanos, asesinados por el franquismo en 1937. Junto a Isabel y Asunción, el film refleja asimismo la búsqueda del padre de Senén y Santiago, que junto a cuatro vecinos más de la localidad Fresnedo, detenidos en una madrugada del mes de noviembre de 1936, también fueron ejecutados después de que sus apresadores quemaran sus casas.

En el film se detalla todo el proceso de recuperación de los restos en 2002, en un terreno próximo a la carretera -con la presencia emocionada de las hermanas e hijos de las víctimas-, así como la verificación de las pruebas de ADN que, en los casos de Isabel y Asunción, no dará el resultado previsto. No faltan en el documental, durante los trabajos de excavación, opiniones encontradas acerca de la necesidad o inconveniencia de verificar tanto tiempo después esa tarea, si bien la creencia mayoritaria se inclina por la percepción sustentada por las dos ancianas: Hasta que no se levante la tierra no tendremos paz.

Isabel y Asunción, ya nonagenarias, asistían a un duelo con más de sesenta años de retraso. Los arqueólogos se enfrentaban a uno de sus más tristes destinos, pues su trabajo se centraba en una consecuencia de la barbarie humana. Se trataba y se trata de restos humanos enterrados con una vinculación emocional cuyo mayor significado es el de mostrar al porvenir que no se puede cometer ningún delito que pueda quedar impune, por más que lo sepulten décadas de olvido.

Isabel y Asunción no se separaron de las fosas mientras duraron los trabajos de recuperación, en los que la propia Isabel estaba dispuesta a colaborar. Por obligación, deber y amor -dice-, todas las víctimas deben descansar en paz. Isabel era católica, de las que rezaba el rosario en familia, mientras que Asunción es anticlerical: los suyos leían el periódico cada noche. Una se quedó en España después de la guerra. La otra se fue. Las unía en el abrazo, ante la tierra tanto tiempo silenciada, la memoria fraterna de dos vidas rotas por la vesania represora. Y también el recuerdo de una niñez común, azul e iluminada, como la que don Antonio Machado dejó descrita en un papel en el exilio de Colliure con un último verso: Estos días azules y este sol de la infancia

Ni el documental ofrecido por TVE, ni el elocuente y humanísimo testimonio de Isabel y Asunción se merecen el resumen que se da del film en el programa de telexto de la propia TVE: Largometraje documental sobre las fosas comunes de la Guerra Civil desde la óptica izquierdista ya que sólo trata las de este bando. Según el anónimo redactor de tal glosa, lo que se cuenta en Siempre días azules constituye el germen de la izquierdista Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Esto se escribió, no lo olvidemos, mientras gobernaba el Partido Socialista, bajo cuya administración se aprobó la llamada ley de Memoria Histórica.

En la Guerra de España -como se sabe- sólo hubo un bando, el rebelde, frente a un Estado, el legalmente constituido. Y en Siempre días azules no hay más germen que el de recuperar los nombres, la dignidad y la luz de la memoria de las víctimas de la dictadura, porque -como dicen Isabel y Asunción- no habrá paz hasta que no se levante la tierra que cubre tanta muerte injusta y alevosa. Isabel ya se ha muerto, esperando. Asunción ha perdido la esperanza. ¿Qué país pretendemos levantar sobre el dolor de tanta impunidad y tanto olvido como reflejan esos ancianos rostros?

DdA, X/2.440

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