martes, 11 de junio de 2013

ESPAÑA Y LA SELECCIÓN UNDER 21


Jaime Richart

 Aunque siempre son necesarias reservas sobre el particular, pues toda sociedad es un conglomerado de rasgos caracteriológicos (y con mayor razón las sociedades complejas por sus diferentes climas, orografía e historia), en el ámbito de las disciplinas sociales: geografía humana, sociología, antropología o psicología social es posible afirmar que el pecado capital por antonomasia del español es la envidia. Fernando Díaz-Plaja lo vio con lucidez hace años en su ensayo "El español y los siete pecados capitales".
Esto tiene muchas y graves consecuencias para la colectividad. Porque en España, en la empresa como en la política, en la res publica como en las comunidades de vecinos, ordinariamente la jefatura siempre está en manos del envidioso que además suele ser ambicioso al acecho de su oportunidad, que además es vanidoso, fatuo y tramposo. Siempre el envidioso, el mediocre o el peor posible; siempre el incompetente y el listillo sin escrúpulos en el timón de mando, con las excepciones de rigor...

 La ausencia de los mejores es la triste realidad social. Y eso lo pagan muy caro grandes sectores de la población. Los mejores no están, por razones claras. Si se deciden en un momento de debilidad a servir a los demás, duran sólo horas al percatarse de que les va a ser imposible hacer su trabajo y ser íntegros al mismo tiempo; aunque sólo sea por tener que consentir lo que su conciencia no les permite consentir. Los mejores no están, porque los mediocres tienen todas las de ganar.  Los mediocres, a falta de verdadera inteligencia y honestidad, poseen las habilidades que se han extirpado de su ánimo los mejores. El truco, la trampa, la mentira, la cuenta b, el engaño y la picaresca tan arraigada en el carácter hispano, son los rasgos dominantes.

 Todo esto viene a cuento de la selección de fútbol "Under 21" que juega ahora el campeonato europeo, cuyo partido entre Alemania y España veía yo ayer por televisión. Como no podía ser de otro modo, acabó ganando España... Con trampa. Como el portero de la selección es un muchacho que venía sonándome desde hacía tiempo y me extrañaba que tuviese menos de veintiún años, hice la comprobación, tan fácil hoy por estar al alcance de cualquiera. Y vi que tiene 23 años. Seguí consultando y de los que iba cotejando ninguno, salvo dos, tenía menos de los 21 preceptivos que se supone es la regla y condiciones del campeonato. No seguí mirando más.

 Me preguntaba mi esposa que cómo es posible que no hiciesen esa comprobación la Uefa o los alemanes. Yo le respondí que no se puede pasar la vida ni la sociedad ni Europa desconfiando hasta la neurastenia en todos los negocios que las personas y los países se traen entre manos. Quienes están al frente de la selección Under 21 presentaron los datos de la edad de los jugadores mintiendo, y los organizadores de la Uefa, como el equipo alemán, los dieron por buenos, y en paz...

 Esto me llevó a la siguiente conclusión: España, con lo comentado acerca de la idiosincrasia del español, es campeona de muchas cosas. Pero, para conseguir lo que no consigue en otros ámbitos, entre otras cosas respeto internacional ¿cuántas trampas hacen los organizadores y jerifaltes deportivos? ¿a cuántos chanchullos se someten sumisamente los deportistas profesionales para lograr lo que sin trampas -ventajas, al final, sobre sus competidores- no conseguirían? ¿No es esto prueba fehaciente en otros órdenes de la política, de la economía, de la banca... de que España como marca y como miembro en el concierto de las naciones europeas es un bluff, una colosal mentira? ¿No es España una gran nación de naciones en manos, siempre, ahora e históricamente, de los peores posibles?

 Así nos va. Ahora que vamos fatal, pero también cuando nos decían que íbamos bien pero era con engaños, baladronadas y placebos cuyos efectos rebote nos han traído a la situación catastrófica para millones de personas. Siempre la envidia, los fulleros, los truhanes y la picaresca: el marchamo de este hermosísimo y puñetero país.

DdA, X/2.410
 

3 comentarios:

Alberto dijo...

Peroperopero... líbreme el cielo de defender españolidades, pero es que en la eurocopa sub 21 participan los jugadores que nacieron a partir del 1 de enero de 1990, porque se cuenta a menores de 21 años (on su año de 21) a partir de que empieza la clasificación, es decir en 2011.

Vamos, que Alemania igual, ¿eh? Este muchacho por ejemplo jugó el partido contra España y tiene 23 http://es.soccerway.com/players/oliver-sorg/89662/, este 22 http://es.wikipedia.org/wiki/Stefan_Thesker y así podría seguir.

Que la crítica de fondo del texto pues vale, pero no a partir de un dato falso. Digo yo.

Anónimo dijo...

Como puede verse, nada es lo que parece. Pero eso sí, todo tiene respuesta.
Lo que menos importa es que el espectador crea, engañado, que los que están jugando son chicos menores de 21 años...

Alberto dijo...

Pero... ¿dónde está el engaño? No lo entiendo. La competición dura dos años (lo que está sucediendo ahora en Israel es solo la Fase final). Pues participa la gente que tuviera 21 años en 2011, cuando empezó. Sin más.

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