Maria Goyri el día de su boda con Ramón Menéndez Pidal |
En un informe emitido desde
Segovia a la Junta de Defensa Nacional en 1937 se decía que María Goyri era
una de las raíces más robustas de la revolución, una de las mujeres más
peligrosas de España, que había pervertido a su marido y a sus hijos. Por
ello fue apartada de la docencia al terminar la Guerra. Depurada por ser una
mujer inteligente y por tanto peligrosa para el
régimen.
María Goyri fue la primera mujer en obtener una
licenciatura en España (Filosofía y Letras, 1896) y la primera en doctorarse en
una universidad española en 1909. Algo sorprendente si tenemos en cuenta que no
se permitió a las mujeres acceder como alumnas oficialmente a la universidad
hasta 1910. El brillante expediente académico de María Goyri
se puede examinar a través del Portal de Archivos Españoles
(PARES).
Cuentan que cuando la imponente María llegó una
mañana del mes de octubre de 1893 a la Universidad en su primer día clase, un
bedel la estaba esperando y la condujo hasta la sala de profesores donde el
decano de Filosofía y Letras le dijo: “Señorita, quedará usted aquí hasta la hora
de clase. Yo vendré a recogerla”. Tras estas palabras el Decano abandonó la
sala y cerro con llave dejando en ella a María. Cuando llegó la hora de entrar
al aula la sacó del encierro y la hizo caminar de su brazo entre dos filas de
estudiantes que perplejos veían en esa mujer atlética, alta, rubia y de ojos
verdes, lo que era el primer signo de la irrupción de la mujer en la
universidad.
Un año antes había comenzado a estudiar
Filosofía y Letras pero como oyente. El 26 de septiembre de 1893 pidió
autorización a la Dirección de Instrucción Pública, dependiente del Ministerio
de Fomento, para que se le permitiera matricularse en la Universidad Central,
algo insólito entonces. Se aceptó su matrícula, no sin antes pedir informes a
todos los catedráticos por si veían alguna sospecha de que la incorporación de
Maria Goyri a las aulas pudiera perturbar el orden en las clases. La respuesta
de los profesores de Metafísica, Historia Universal, Lengua griega, Literatura
clásica griega y Latín, fue que no encontraban inconveniente en admitir a María
en sus clases, por lo que el Decano aprobó el 12 de octubre de 1893 la matrícula
ordinaria de la que sería la primera Doctora en Filosofía y Letras por una
Universidad española pero con condiciones: Debía entrar en el aula junto al
catedrático, no podía permanecer en los pasillos ni hablar o sentarse junto a
sus compañeros sino en una silla al lado del
profesor.
María Amalia Vicenta Goyri nació a las ocho y
cuarto de la mañana del día 29 de agosto de 1873 en Madrid. De familia vasca,
vivió hasta los cinco años en Algorta. Hija de María Amalia Vicente Goyri, madre
soltera, mujer inteligente y culta, de profesión costurera y de vocación
precursora, fue educada sin tener en cuenta las convenciones de la época.
Durante sus primeros años no asistió a ningún colegio. Tuvo como maestra a su
madre que estableció para su hija un programa de estudios repleto de horarios y
disciplina, apuntándola en un
gimnasio para combatir una artritis de origen tuberculoso que padecía, en una
época en la que la gimnasia no estaba destinada a las mujeres por variados
tabúes y simbolismos sobre el cuerpo femenino. También fue la única alumna,
entre varones, de las clases de dibujo que impartía un viejo profesor y a las
que la inscribió su progenitora. A los doce años fue matriculada en la Escuela
de Comercio de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, creada en 1870 por
Fernando de Castro, entidad pionera de la cultura y liberación femenina hasta
que fue silenciada por el régimen en 1939. Curso el Bachillerato en el Instituto
Cardenal Cisneros de Madrid, el mismo al que asistió el que más tarde sería su
marido, Ramón Menéndez Pidal. Comenzó sus estudios de Filosofía y Letras en
1891, obteniendo el 16 de junio de 1909 el Grado de Doctor con una calificación
de sobresaliente. Su tesis versó sobre “La difunta pleiteada” en la Literatura
española.
Tomó parte en el Congreso Pedagógico
Hispano-Portugués-Americano de 1892 celebrado en el Ateneo de Madrid defendiendo
públicamente las avanzadas ponencias de Concepción Arenal -que contaba entonces
73 años- y Emilia Pardo Bazán, dos grandes precursoras que sustentaban la
revolución en pro de la liberación de las mujeres. Es aquí cuando María se dio a
conocer como defensora de los derechos femeninos.
Conoció a Ramón Menéndez Pidal, un joven y
conservador profesor universitario en la Escuela de Estudios Superiores del
Ateneo durante unas conferencias de Marcelino Menéndez Pelayo. María se
encontraba preparando su tesis y Ramón elaboraba un estudio sobre la obra de Don
Juan Manuel, así que el azar y las aficiones comunes como la literatura, la
filología y la historia fueron guiando y consolidando su relación. María comenzó
siendo su alumna, un tiempo después su colaboradora, y finalmente se casarón
para el 5 de mayo de 1900 en la iglesia de San Sebastián de
Madrid.
María
Goyri en del valle del Arbujuelo (Fotografía: R. Menéndez Pidal) |
Célebre
fue su luna de miel a lomos de una mula en tierras del alto Duero siguiendo la
ruta del Cid y recopilando romances, ya que según María “para encontrar los romances es necesario ir
a sacarlos de su escondite”. En honor al héroe medieval, le pusieron Jimena
a su primera hija nacida el 31 de enero de 1901, nombre de leyenda para la que
llegaría a ser una de las mejores pedagogas transformadoras de la educación en
este país. Posteriormente nació Ramón que falleció en la niñez, y
Gonzalo.
Aunque
María Goyri dedicó su vida a la investigación de Filología e Historia, también
participó en las tareas docentes del Instituto Escuela de la Institución Libre
de Enseñanza junto a María de Maeztu, elaborando los programas de enseñanza del
español para niños de ocho a diez años, e impartió clases de literatura en la
Residencia de Señoritas, que compaginaba con sus Crónicas
Femeninas en la Revista Popular, donde plasmaba sus
“avanzadas” ideas sobre la necesidad de la incorporación de la mujer al trabajo
remunerado y la coeducación. Tenía en esta revista como compañeros a
Francisco Giner de los Ríos, Joaquín Costa y
Julián Besteiro. También colaboró con el protectorado del Niño Delincuente,
creado por la Institución Libre de Enseñanza en
1916.
María
Goyri fue ejemplar hasta en la forma de de gestionar sus asuntos espirituales.
Mujer que abrazó la discreción en sus asuntos personales y familiares, católica
desde su nacimiento, acudía a la iglesia a las seis de la mañana y de forma
absolutamente privada. No sabemos si estaba de acuerdo con Don Manuel Azaña
cuando pronunció en 1931 aquello de "El
auténtico problema religioso no puede exceder los límites de la conciencia
personal, porque es en la conciencia personal donde se formula y se responde la
pregunta sobre el misterio de nuestro
destino".
Con la llegada de la Guerra
en 1936, se truncaron los sueños, la vida y el trabajo de una gran parte de los
intelectuales. La familia Menéndez Pidal se refugió en
Segovia. En el Archivo General de la
Guerra Civil Española consta que desde Burgos, donde estaba la Junta de Defensa
Nacional se pidió el 2 de julio de 1937 a las autoridades de Segovia un informe
amplio y ecuánime de las actividades así como la ideología política antes del Glorioso Movimiento Nacional de los miembros de la familia
Menéndez Pidal-Catalán. «Interesa también sean
vigilados de un modo discreto, así como las amistades
que operan alrededor de esta familia. En caso de que convenga le sea intervenida
la correspondencia».
De Ramón Menéndez
Pidal señalan: «Presidente de la
Academia de la Lengua. Persona de gran cultura, esencialmente bueno, débil de
carácter, totalmente dominado por su mujer. Al servicio del Gobierno de Valencia
como propagandista en Cuba». En el informe que se remitió a Burgos dicen de
María Goyri: «Persona de gran talento, de gran cultura, de una energía
extraordinaria, que ha pervertido a su marido y a sus hijos. Muy persuasiva y de
las personas más peligrosas de España. Es sin duda una de las raíces más
robustas de la
revolución».
Los Menéndez Pidal (Ramón, María, su hija Jimena
y su esposo, Miguel Catalán) fueron apartados de la docencia y silenciados.
Intervinieron sus cuentas bancarias y Ramón Menéndez Pidal hubo de emprender un
exilio forzoso durante los años de la Guerra mientras la familia se quedaba en
España.
María
Goyri, obligada a abandonar su compromiso con el proyecto educativo de la
Segunda República Española, se dedicó hasta el final de su vida a cuidar el
archivo familiar y a investigar, recopilar y
sistematizar las diferentes versiones de romances de la tradición oral para el
Archivo del
Romancero.
A pesar de ser una mujer silenciada, antes y después fue soporte
imprescindible de Ramón Menéndez Pidal, pero siempre a la sombra de éste a quien
cedía todo el protagonismo, nunca estuvo sujeta a las cadenas de la dependencia.
A su muerte la magistral biblioteca y el archivo de los Menéndez Pidal quedaron
sin su “ama de llaves”. Cuando alguien visitaba a Don
Ramón y le solicitaba algún documento para consulta el siempre contestaba lo
mismo: "Si estuviera mi mujer,
seguro que le ayudaría; ella lo sabía
todo".
Fue
libre a pesar de la época que le tocó vivir. Fue libre desde su nacimiento hasta
su muerte el 28 de noviembre de 1954, a los 81 años.
DdA, X/2391
1 comentario:
Interesantísima biografía, muy bien condensada.
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