Lazarillo
Aunque desconozcamos la entidad de la afección repentina que sufre el presidente de la República de Bolivia, llama la atención la noticia dada a conocer por el vicepresidente de ese país, Álvaro García Linera, de que Evo Morales se haya visto obligado a suspender un conjunto de actividades que tenía programadas en la ciudad de Potosí por complicaciones en su estado de salud. Según García Linera, hasta anoche estaba confirmada la presencia
del jefe de Estado en los actos, pero los resultados de unos exámenes médicos
detectaron “un problema de salud complicado que tiene que ver -en palabras textuales del vicepresidente- con su
sistema respiratorio”. Por esta razón, "los médicos le han obligado a que se quede en casa y tenga tratamientos
para mejorar y recuperarse de su salud”, aseguró el vicepresidente al
iniciar su discurso por los 468 años de fundación de la ciudad de
Potosí. No obstante, García Linera expresó su confianza en la pronta recuperación de Morales y
calculó que para el miércoles se reincorporará a sus actividades habituales. Evo Morales, octogésimo quinto presidente de aquella república desde 2005 y primer mandatario del Estado Plurianacional de Bolivia, tiene 54 años, y aunque a esa edad lo más normal es recuperarse de cualquier tipo de afección, existe un grado de sensibilización especial ante noticias de este tipo que tengan que ver con mandatarios afines a la revolución bolivariana, a raíz de la grave enfermedad que acabó recientemente con la vida de su colega y amigo Hugo Chávez, cuatro años mayor que Morales, al que deseamos una pronta recuperación.
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