martes, 30 de octubre de 2012

MENSAJE CONTRA EL OLVIDO EN LA FOSA DE PATERNA


Félix Población

Recientemente leímos esta información en el diario Levante de Valencia: "El coraje y el tesón de Josefa Celda por hacer justicia con "la inocencia" de su padre José Celda, fusilado el 14 de septiembre de 1940 en el paredón de Paterna al inicio de la represión franquista, ha permitido exhumar una fosa común del cementerio municipal -donde ella siempre ha creído que estba su progenitor- y encontrar los restos de doce personas ejecutadas ese día y que fueron enterradas en sendos ataúdes. Todos eran vecinos de Massamagrell. Junto a cada cádaver y ataúd se han encontrado botellas que el enterrador colocó, previo pago de cinco duros por parte de los desconsalados familiares, para poder identificar a los muertos, pues en el interior del vidrio se introducía un papel con el nombre del fallecido. Pepica siempre había defendido que el trato que hizo la hermana de su padre con el sepulturero le ayudaría a encontrarlo.
El nombre de José Celda no ha aparecido, pues el deterioro ha destruído los papeles o los ha convertido en ilegibles en once de los envases. Pero los forenses del Grupo Paleolab sí que han constatado que uno de los vidrios de "llimonà" de la época todavía conservaba los restos de papel y tras su estudio ha aparecido el nombre de Ramón Gandía Belda -un joven de 23 años, natural de Massamagrell- y la fecha de su fusilamiento. Este hallazgo ha permitido confirmar a los forenses que se trata de la fosa que estaba buscando Pepica, según explicó ayer en rueda de prensa el coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica (GRMH), Matías Alonso. Y es que coincide la forma en que se enterraron los 15 fusilados de Massamagrell, aunque ahora quedan por practicar en laboratorios de Madrid y Barcelona las pruebas de ADN para certificar la identidad de los cuerpos encontrados".

Los familiares de las víctimas pretendieron dejar constancia de la identidad de quienes fueron asesinados, para que su muerte no fuera víctima del olvido. En el olvido pretendieron enterrarlos sus verdugos. Para tratar de combatir al olvido, en aquel de tiempo de oscuridad, represión y hambre, había que comprar a los enterradores de los cementerios. Era mucho dinero cinco duros de entonces, cuando tanta era la miseria entre los vencidos. Casi todos los nombres inscritos dentro de las botellas perderían la batalla del tiempo, sin embargo, porque la dictadura duró demasiado y la democracia también retrasó demasiado su deuda con quienes defendieron la segunda República. Bastó, empero, un nombre recuperado, el del joven Ramón Gandía Belda, para que recapacitemos una vez más en que habitar la convivencia solo es posible cuando bajo la tierra que pisamos deje de habitar el olvido en que los verdugos pretendieron enterrar a sus víctimas. Ese es el mensaje imborrable de las botellas de "llimoná" de la fosa de Paterna. Tan elocuente como un grito clavado en la historia silenciada.

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DdA, IX/2.218

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