domingo, 2 de septiembre de 2012

EL FRAUDE FISCAL DE LAS GRANDES ESFERAS ECONÓMICAS



Alejandro Prieto


Se dice que para alcanzar el nivel de servicios y prestaciones públicas existentes en los países nórdicos, la presión fiscal debería ser más elevada; aspecto lógico si la recaudación obtenida es gestionada con eficacia, honestidad, transparencia y responsabilidad social. O sea, las que entran por las que salen.

En cambio, hay indicios como para pensar que estamos bajo los efectos de un fenómeno de compleja explicación y asimilación por parte de la población, pues, mientras se crean nuevas tasas o impuestos e incrementan los existentes, la asistencia del Estado disminuye, viéndose aumentado el número de personas dependientes de las ayudas percibidas a través de asociaciones u organizaciones no gubernamentales. Es decir, las que entran y aparecen menguadas.

Casi cinco años de teorías, diagnósticos y amargas recetas aliñadas con innovadores eufemismos, y la realidad social cada día presenta peor cara. Por ello, no es de extrañar la proliferación de la desafección y el escepticismo entre la ciudadanía respecto a las políticas aplicadas en los últimos tiempos bajo la promesa de detener y corregir semejante dinámica.

Esta semana, he vuelto a escuchar en una emisora de radio de gran difusión las declaraciones de un técnico de la Agencia Tributaria que, sin acudir al tan utilizado envoltorio semántico del eufemismo, indicaba que el territorio de investigación sobre el fraude que tenían asignado se circunscribía básicamente a las empresas de pequeño o mediano tamaño y a los trabajadores, cuando más del 70% del volumen total defraudado corresponde a las grandes esferas económicas.

Resulta curioso (¿o dudoso?) que, por un lado se esté demandando una mayor eficiencia y productividad por parte de los empleados públicos y, por otro, no se obtengan mejores resultados en un campo de enorme repercusión para la economía del país como representa el de la lucha contra la evasión fiscal, cuando los profesionales dicen conocer la manera de incrementar sustancialmente la recaudación del Estado. ¿En qué quedamos? ¿Por qué se deja fluir semejante caudal de riqueza hacia acuíferos subterráneos ajenos e indiferentes a la sed de la población?

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