EL TÓRAX DE THÉO FRANCOS

Félix Población

El pasado 1 de julio falleció en Bayona (Francia) el brigadista Théo Francos (1914-2012), hijo de trabajadores españoles emigrados a ese país a principios del pasado siglo. Militante comunista desde la adolescencia, combatió en defensa de la República en el 5º Regimiento y en la XI Brigada Internacional. Luchó contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial y fue hecho prisionero y fusilado sin éxito en Arnhem (Holanda). La bala que pudo matarle quedó alojada a tres milímetros de su corazón, al lado de la aorta, gracias a la placa metálica de paracaidista que desvió la trayectoria del proyectil. Nunca pretendió Francos que esa bala fuera extraída de su pecho. Con esa bala vivió hasta su reciente fallecimiento. "Nunca quise sacarla, me daba miedo", confiesa en una breve sinópsis de sus memorias.

El anciano brigadista estuvo presente en Piedrafita de Babia (León) en 2002, asistiendo a la exhumación de 37 republicanos asesinados en la noche del 5 de septiembre de 1937. Día tras día, a lo largo de una semana, se mantuvo Théo Francos al pie de la cuneta para prestar su apoyo moral a los familiares de las víctimas. "Es un momento muy emocionante -dijo entonces-, y los muertos tienen que hablar. Esta es la verdadera historia de España y merecemos conocerla, aunque muchos ya la sabemos de sobra".

Lo que contó de su trayectoria como luchador antifascista queda contenido, de su puño y letra en unas pocas páginas, ampliadas y desarrolladas luego en el libro de Christine Diger Un otoño para salvar Madrid: Historia de Théo, editado por la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales. Detalla Francos el percance que estuvo a punto de acabar con su vida del siguiente modo:

"Hacia el 15 de septiembre de 1944, me lancé en paracaídas sobre Arnhem, en Holanda. El enemigo nos rodeó al salir el sol y nos hicieron prisioneros. Entonces, a pesar de la convención de Ginebra, esperaron a la noche y, por grupos, nos llevaron delante de una fosa. Éramos 37 hombres. Fue el 30 de septiembre de 1944.Teníamos la fosa detrás de nosotros y las metralletas delante. En el momento en que me di cuenta de que nos iban a ametrallar, en unos segundos pasaron por mi cabeza las imágenes de mi madre y de las torres de la catedral de Bayona. Más tarde, oí el comienzo del tableteo de las metralletas y me dejé caer. Entonces se produjo el milagro. La bala que debía haberme tocado en pleno corazón fue amortiguada y desviada por una insignia metálica de paracaidista que llevaba en mi uniforme. Gravemente herido, caí en la fosa junto a mis compañeros muertos. Los alemanes no nos remataron ni nos cubrieron de tierra y cal, sino que decidieron dejarlo para el día siguiente. Segundo milagro. Antes de su llegada, al alba, se produjo el tercer milagro. Una pareja de campesinos holandeses, gente muy valiente y, sobre todo, buena, pasó por delante de la fosa para empezar su jornada de trabajo en el campo. Eran de la Resistencia. Sorprendidos, descubrieron la carnicería y, observando los cuerpos, vieron que uno entre ellos se movía todavía un poco. Era yo. Entre los dos me llevaron más mal que bien, gracias a que aún era de noche, a su granero. Yo estaba inconsciente y gravemente herido. Tenía la bala alojada en la base del corazón, al lado de la aorta. Pudieron encontrar un médico de la Resistencia que acudió regularmente a curarme. Esto tuvo para ellos un riesgo enorme. La mujer se hizo pasar por enferma para ocultar mi presencia y justificar la atención médica ante sus vecinos. Además de mi sufrimiento físico, la vida en el granero durante estos meses fue horrible, siempre sobresaltado al mínimo ruido y en un estado de ansiedad permanente. No solamente por mí, sino por la gente que me hospedaba".

El próximo 10 de julio será incinerado el cadáver de Théo Francos en la localidad de Biarritz. La bala disparada a muerte contra su corazón ha tenido que escuchar el latido de vida de su tórax durante 68 años. Que la derrota y el profundo sentido memorial de esa bala afincada en su pecho nos acompañe siempre en nuestra memoria contra toda eventualidad de barbarie.

+@Los voluntarios cubanos en la Guerra de España. (The Volunteer)

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