Félix Población
La celebración ayer del día de la libertad de prensa, que sirvió para que miles de periodistas salieran en nuestro país a las calles para protestar ante la grave crisis que vive el sector en todos los órdenes, puso en conocimiento de los ciudadanos los diez puntos reivindicativos que los profesionales se han planteado en defensa del oficio. Esos diez puntos van desde la denuncia de la precarización de los puestos de trabajo y la demanda de una información rigurosa y contrastada, libre de presiones y servidumbres políticas, hasta el rechazo a que las empresas editoras antepongan sus intereses económicos a los principios éticos y deontológicos de lo periodistas, así como al derecho de los ciudadanos a una información veraz.
Este último punto no lo saca a colación Juan Luis Cebrián en su artículo de hoy en el diario El País sobre El futuro del periodismo. Se echa de menos porque la entidad y significado social que otorga el exdirector de ese rotativo a los profesionales de la información -explicar la realidad al público y vigilar al poder-, son por lo menos cuestionables cuando los periodistas están adscritos a empresas editoras gestionadas por una caterva de oligarcas, vinculados tanto con el poder económico como a las connivencias entre ese poder y los poderes políticos.
Esa endogamia político-mediática se puede constatar a partir de casos tan sustantivos como el de Estados Unidos, en donde una quinta parte de los miembros de los consejos de administración de las mil principales compañías norteamericanas son al tiempo administradores de los grandes medios de comunicación. No es raro que cinco grupos empresariales dominen la prensa francesa si se tiene en cuenta que se dan en el vecino país parejas de hecho tan significativas entre el poder político y el poder mediático como las que forman Strauss-Khan y Anne Sinclair, Bernard Kouchner y Christine Ockrent, Jean-Louis Borloo y Béatrice Schönberg, por solo citar las más conocidas y centrarnos únicamente en ese país, pues en el nuestro también las encontramos (Chacón/Barroso, Rato/Alicia González, Piqué/Lomana).
Cuando se habla de los efectos negativos que la crisis económica y la eclosión de los medios electrónicos en Internet está teniendo sobre la prensa de papel -con una reducción significativa en la publicidad y la tirada y venta de ejemplares-, no se tiene en cuenta que esto también se puede deber a la erosión de credibilidad que los medios de comunicación dominantes están sufriendo de cara al ciudadano como fruto de la creciente y abusiva endogamia político-mediática que los gestiona.
En su libro La explosión del periodismo, recientemente presentado en Madrid, el escritor y periodista Ignacio Ramonet habla del grave problema que pueden suponer para la democracia esos medios de comunicación dominantes, pues no amplían el campo democrático sino que se empeñan en restringirlo y minarlo. Afirma Ramonet que en el transcurso de los últimos veinte años, con el avance de la globalización, el contenido del cuarto poder se ha ido vaciando de sentido, perdiendo su función esencial de contrapoder.
La comunicación se ha convertido en una materia prima estratégica que mueve el 15 por ciento del PIB mundial. Si en 1995 esa industria cifraba su negocio en un billón de euros, en 2010 alcanzó casi los tres billones. Los grandes grupos mediáticos mantienen grandes imperios y su objetivo tiende a conquistar nuevos mercados. Lejos de ellos está el objetivo cívico de convertirse en cuarto poder, denunciar los abusos contra el derecho o corregir las disfunciones de la democracia, principios en los que debería basarse la profesión periodística.
“Si siguen proclamándose cuarto poder -afirma Ignacio Ramonet- es porque ahora se han sumado a otros tres poderes dominantes: la política, la economía y las finanzas. Y porque, a su vez, no tienen escrúpulos para someter, como poder suplementario, como poder mediático, a los ciudadanos”. Configurados como auténticos latifundios mediáticos, reacios a cualquier tipo de reforma social o redistribución más justa de la riqueza, tales grupos se han convertido, en palabras del autor de La explosión del periodismo, en el aparato ideológico de la globalización. Díganme qué pintan la ética y deontología de los profesionales de la comunicación en ese tinglado.
+@Redactores, colaboradores y responsables de revistas y suplementos de tendencias opinan sobre la "servidumbre" de la publicidad y la precarización del oficio.
AJUSTES EN CULTURA, NO EN TAUROMAQUIA
A 350.000 euros asciende el presupuesto acordado por el ayuntamiento de Valladolid (Partido Popular) para los festejos taurinos. Ya se sabe que en pleno derroche de ajustes en investigación y cultura, al Gobierno le interesa fomentar la tauromaquia.
UN DÍA COMO HOY LA IGLESIA RECONOCIÓ AL FRANQUISMO
El 4 de mayo de 1938 el Vaticano reconoce al fascismo católico de Francisco Franco como Gobierno legítimo en España. El Papa bendice el franquismo en plena guerra de España. El Gobierno formado por Franco y los militares rebeldes en Burgos recibe un valioso respaldo internacional: el Vaticano lo reconoce como Gobierno legítimo de España, sumándose a los escasos países que habían seguido a la Alemania nazi y la Italia fascista en el reconocimiento. No era la primera muestra de apoyo eclesial a una "cruzada" que desde el principio presumió de su componente católico. A partir de ese momento no harían más que estrechar relaciones durante la dictadura. Otra petición de perdón que sigue pendiente en la larga lista de errores vaticanos.
Fotografía: El Nuncio Gaetano Cicognani con Franco. (Autor: Mario Modotti)
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