miércoles, 16 de mayo de 2012

HOMENAJE A PETRA CUEVAS Y A SU LLAVE


Félix Población

Cada vez con más razones -porque las regresiones sociales de nuestro presente no dejan de incrementarlas-, trayectorias y nombres como el de Petra Cuevas Rodríguez, secretaria general del Sindicato de la Aguja durante la II República, son más dignos de recordación y reconocimiento en nuestros días.

Petra llegó a Madrid con diez años, procedente de Orgaz (Toledo), y se puso a trabajar como bordadora en un taller que había en la Gran Vía, proveedor de la Real Casa y donde se vestía la aristocracia madrileña. Las dueñas, de nacionalidad italiana, simpatizaban con Mussolini y empezaron a llamar a su joven trabajadora la bochevique porque ya se le atisbaban sus inquietudes sociales. La dictadura franquista condenó a Petra a doce años de cárcel.

Mañana, en el Auditorio Marcelino Camacho de Comisiones Obreras, se le rendirá un tardío homenaje a esta anciana luchadora de 103 años a la que tuve el gusto de conocer hace tiempo, cuando desarrollaba actividades culturales en el barrio de Tetuán y asistió a unas jornadas feministas que se celebraron en el Centro Cultura de la Villa, en las que también pude conocer a la escritora Teresa León. Era entonces Petra una mujer muy vital, de natural modestia y simpatía.

Gracias al libro de Pedro Montoliú (Madrid en la guerra civil. Los protagonistas), pude recordar lo que Petra Cuevas me dijo entonces: que el día 28 de marzo de 1939, con la entrada en Madrid del ejército franquista, tiró la llave del local de su sindicato a una alcantarilla, porque no estaba dispuesta a entregarla a los vencedores, y se puso a llorar. Ahora tampoco es tiempo de entregar esa llave a nadie que pretenda asaltar los derechos sociales y laborales por los que Petra es digna de memoria. No hay mejor homenaje a su persona que este.


Yo, hija del pueblo, ciudadana de la República española, me comprometo ante el pueblo español y el Gobierno de la República a defender con mi vida las libertades democráticas, la causa del progreso y de la paz, a abstenerme de actos deshonrosos e impedir que sean cometidos por mis camaradas, con el pensamiento colocado en el alto ideal de la República democrática". El juramento de nuestras abuelas republicanas. Tomado de Abel Martín Machado


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mucho se ha ensuciado esa llave en estos años, pero el símbolo sigue valiendo.

Folía dijo...

Viñetas, fotografías, vídeos...impresionante. Esto es lo que vivimos. ¿Esto es lo que queremos?

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