domingo, 6 de mayo de 2012

FRANCO EN VERSIÓN COMPLEMENTARIA


Félix Población

La Real Academia de la Historia presentó hace un año, con la asistencia de los reyes de España, el Diccionario Biográfico en el que se excluye el calificativo de dictador para el general Franco y se omite toda referencia a su más que contrastado, intenso y prolongado celo represor. Escrita por el académico Luis Suárez, miembro de la Fundación Francisco Franco, no parece que esa obra vaya a ser desconsiderada por la institución, pese a las críticas cosechadas entre nuestros más prestigiosos historiadores una vez dada a conocer gracias a la información facilitada a finales de mayo de 2011 por el diario Público.

Lo que hará la Academia de la Historia, siguiendo las resoluciones de una comisión que ha venido trabajando al efecto con más oscurantismo que transparencia, es complementar la biografía ya publicada con otra, de la que por el momento se desconoce el autor. El presidente de la Academia, Gonzalo Anes, desestimó ofrecer detalles a una redactora del diario El País que trató de indagarlos con relación a los trabajos de la aludida comisión. De los asuntos internos de la Academia no se informa a la prensa, dijo el marqués de Castrillón, sin reparar en el derecho que tienen los ciudadanos a saber lo que se hace con los 6,4 millones de euros de subvención pública que ha recibido la institución que preside para elaborar el citado diccionario.

Tereixa Constenla destaca hoy en su información que el oscurantismo también afectó a algunos académicos, entre los que figura Josefina Mendoza, exrectora de la Universidad Autónoma de Madrid, que precisamente se mostró en su día muy crítica con la entrada de Franco y algunas otras más del susodicho Diccionario. También es casualidad que esta académica no estuviera presente -según sus propias palabras- cuando la junta directiva dio a conocer la aprobación del informe de la comisión, sin que en ningún momento se le diera a conocer después.

Junto a la biografía complementaria de Franco, se elaborarán otras nueve sobre las que en su día suscitaron las mayores quejas, con lo que tendremos posiblemente, gracias a una institución que debería ser ejemplo de la máxima objetividad y rigor científico en el cometido que la nombra, unas personalidades históricas versionadas a gusto del consumidor. La Academia de la Historia ofrece con ello, aparte de una escandalosa e inadmisible interpretación de sus funciones, un servicio oficial innegable a la pervivencia temeraria de las dos Españas, independientemente del resultado que tengan esas diez biografías complementarias, que habrá que leer. Como dice Julián Casanova hoy mismo en El País, una institución con esas señas de identidad pudo tener pasado, pero no tiene presente ni futuro.

+@Autoritario, no totalitario. (Público).

LOS VIERNES DE RECORTES


Estas viñetas se complementan con el excelente artículo de Manuel Vicent, hoy, en El País, linkeable en Puntos de Página.

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