Félix Población
Si nuestros gobiernos, de ayer y hoy, deberían sentir vergüenza por no ser capaces de haber atajado o atajar el más alto porcentaje de paro juvenil de Europa o de paliar de alguna manera el no menos escandaloso registro de abandono escolar temprano, solo superado por Malta y Portugal, mucho me temo que el recorte en Educación de 3.623 millones de euros, aprobado por el gobierno de don Mariano el Obvio, va a dejar mucho más mermadas de lo que están las posibilidades de formación del alumnado en la enseñanza pública.
Así lo han expuesto los directores de los institutos públicos en un congreso celebrado recientemente. Que los profesores titulares no sean sustituidos por interinos hasta después de diez días lectivos, que se incrementen las horas lectivas semanales en un 20 por ciento y se aumente asimismo el número de alumnos por aula, son medidas que van a repercutir muy negativamente en la enseñanza pública. Es intolerable, por hipócrita y necio, que desde un Gobierno que ha sido incapaz de reconsiderar en su agenda la necesidad de atajar el alto porcentaje de abandono escolar (30%), se asegure que tales medidas no van a repercutir en la calidad de la enseñanza pública.
Quienes somos padres con hijos en la enseñanza pública sabemos, a poco que nuestros hijos se interesen por saber y formarse como alumnos, que no siempre los profesores responden a esa sed de conocimientos. Suele ocurrir en esos casos que, en lugar de atender a las minorías -pues por desgracia es minoría el alumnado que de verdad se interesa por su educación, lo cual denota también una desconsideración social por la misma-, el profesorado se deje llevar por la inercia de adaptarse a una mayoría de indiferentes. No impone su trabajo sobre esa mayoría ni combate su indolencia o apatía, sino que se acomoda a ella de modo rutinario y mecánico, con el consiguiente efecto negativo en los alumnos más interesados en su formación.
Sería muy desalentador llegar a escuchar algún día a nuestros hijos que sus horas lectivas están vacías porque la pereza o abulia de una mayoría de sus compañeros le puede al ánimo educador y a la capacidad profesional que se les presupone a los profesores para cumplir con su cometido. Eso, sin embargo, ya se está escuchando, y la sociedad no debería aceptar ni permitir que se avanzara un poco más hacia tan desolador horizonte, gracias al decreto-ley de medidas urgentes de racionalización del gasto público aprobado por el Gobierno.
Porque si ahora el nivel de la enseñanza en España está a la cola de los países desarrollados de Europa, ¿qué les aguarda a nuestros niños y adolescentes tras los irracionales recortes de don Mariano en la enseñanza pública? ¿Y después, cuando sean jóvenes y tras una formación aún más devaluada se asomen a un mercado laboral que deja a más del 40 por ciento sin trabajo y sin futuro? ¿Cuál será el cauce a seguir por tanta energía desempleada?
UN TITULAR ALGO EXCESIVO
LE JOUR DE GAUCHE EST ARRIVÉ
Con la Bastilla “noir de monde” (rebosante de gente), como en sus fechas más gloriosas, y mientras se descorchan botellas de champagne en plena calle en Tulle y en París (Rue Solferino, sede central del Partido Socialista), llegaba la primera portada de un diario. A las 10 de la noche, Libération titulaba. “Le jour de gauche est arrivé” (El dia de la izquierda ha llegado).- +@Mercedes Arancibia
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