Félix Población
Todos recordamos al entonces vicepresidente del Gobierno y ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, haciéndole gracias y cucamonas al Movimiento 15M en vísperas de las elecciones municipales y autonómicas de 2011, cuya fecha vino a coincidir casi con la cita de la ciudadanía indignada en las plazas del país. Don Alfredo, ante la necesidad perentoria de su partido de arrancar votos de donde fuera -porque las encuestas lo arrumbaban adonde lo dejaron finalmente-, estaba dispuesto a dar cabida en el programa del PSOE a algunas de las demandas del 15M, con una posible reforma incluso de la Ley Electoral.
Si quien fuera candidato a la Presidencia del Gobierno el pasado mes de noviembre echara un vistazo atrás, se avergonzaría del oportunismo de que hizo gala entonces, mucho más ostensible después de haber comprobado la indiferencia con la que ahora, con mucho más motivo para prestar atención a las reivindicaciones del movimiento -pues todo ha ido a peor-, ha asistido a las nuevas y masivas manifestaciones celebradas sobre todo en Madrid y Barcelona.
Está claro que sin urnas de por medio, al Partido Socialista le ha importado un bledo la renaciente indignación ciudadana. Tan solo Soraya Rodríguez y Elena Valenciana han tenido unas muy concisas alusiones al derecho de manifestación que asistía a los concurrentes y a una supuesta empatía e interés por algunas de las reclamaciones del 15M. Muy poco si se compara con la dedicación prestada hace meses por buena parte de la dirigencia socialista.
Eso sí, no le han faltado a Rubalcaba y compañía las celebraciones entusiastas a cuenta de la victoria pírrica de Hollande en las elecciones francesas, como si lo ocurrido en el vecino país pudiera servir de consuelo a la gran debacle del PSOE en las elecciones del 20N. Esa debacle fue consecuencia de la escasa sensibilidad del Gobierno de ZP y de sus cabezas visibles para sintonizar con la calle, defraudando además las expectativas de la calle.
De esos desengaños está hecha una parte al menos de las muchedumbres del 15M a la que Rubalcaba pretendió embaucar inútilmente delante de las urnas. Silenciarlas no las hace invisibles más que para los políticos necios. Pensábamos que Rubalcaba no lo era y que iba a evitar, por lo menos, el calificativo de oportunista que tan bien se ha ganado.
+@Los primeros cuarenta de Sol
+@15M, ¿y ahora qué?
LA DESVERGÜENZA SUPREMA DE LOS DESAHUCIOS
¿Con qué autoridad moral puede Bankia dejar sin vivienda y en la calle a alguien que no puede pagarle un resto de hipoteca de 100.000 euros cuando ellos deben hasta de callarse y han sido el refugio seguro de todos los guerteles, de todos los chorizos y políticos corruptos de Madrid y alrededores?+@Lucas León
CALMA CHICHALa crisis más profunda no es ni siquiera la económica. Es una crisis total de confianza que se desplaza en todas las dimensiones. Hay tanto miedo que parece que no ha pasado nada. Hay tanta desesperanza que cualquier cosa puede ser digerida como inevitable.+@Carlos Carnicero
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