miércoles, 25 de abril de 2012

UN RIÑON NOS PUEDE COSTAR EL PUESTO DE TRABAJO


Félix Población

Podría entenderse que un puesto de trabajo nos costase un riñón, a la vista de los rigurosos recortes en los derechos laborales y sociales que la dictadura de los mercados está aplicando en determinados países europeos como el nuestro, sin que se sepa a ciencia cierta cuál va a ser el límite a este retroceso histórico programado desde Alemania y suscrito por un Gobierno que no sabe a do camina. Pero no es de eso de lo que aquí se trata, sino de lo contrario: que una vez sin riñón, nos quedemos sin el puesto de trabajo.

La noticia que sigue rebasa la metáfora, está inscrita en la realidad y fue publicada en el The New York Post hace unas fechas. Resulta que Debbie Stevens, una estadounidense de 47 años, empleada de una empresa concesionaria de automóviles, donó de forma solidaria un riñón a su jefa, Jackie Brucia, de 61 años, pues así lo requería la vida de esta última, que estaba en juego. “Ella era mi jefa, la respetaba y no quería que muriese”, explicó al diario la altruista donante, mucho más altruista si se tiene en cuenta que en Estados Unidos no hay altruismo que valga con la salud, que cuesta dinero, como ya está empezando a pasar aquí.

Sin embargo, como consecuencia de la extirpación de uno de sus riñones, Debbie empezó a tener problemas, con dolores en las piernas y en el aparato digestivo, por lo que debió faltar a su trabajo ¿Qué creerá el lector que hizo su jefa? ¿Ser tolerante o un poco más permisiva con las faltas de su subordinada, habida cuenta la entidad del servicio que le había prestado?

Antes al contrario, Jackie Brucia, todavía convaleciente de la operación que gracias a Debbie Stvenes la mantiene en activo en este injusto mundo, no solo increpó a su salvadora reprochándole que por esas faltas no podía darle un trato especial en relación con los demás empleados. A fin de evitarlo, optó por despedir de la empresa y dejar sin trabajo a quien le había dado la vida. Ignoro si la multinacional del automóvil para la que trabaja Jackie la habrá premiado por tan puntilloso y extremo celo en el mantenimiento de la productividad.

+@A casa con la tuberculosis

TIJERETAZO XENÓFOBO

De entre todos los tijeretazos con los que el PP está podando el Estado del bienestar hay uno que sobresale sobre los demás: dejar a los inmigrantes irregulares sin derecho a la sanidad. Este recorte es cruel, porque envía a la marginalidad a decenas de miles de personas, precisamente las que peor lo están pasando. Es injusto, porque olvida que esos mismos inmigrantes a los que hoy se castiga construyeron los cimientos, hace no tanto, del milagro económico español. Es xenófobo, porque ahonda en un discurso tan populista como injusto: que los de fuera sobran , que España para los españoles, que largo de aquí. Es peligroso, porque rompe con la universalidad de la sanidad; hoy son los inmigrantes sin papeles, mañana los que no puedan pagar. Y es cínico, porque mezcla un fenómeno de países ricos –el famoso turismo sanitario– con la simple y pura necesidad.- Escolar.net

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