Juan Murillo
A Xulio García Bilbao (Vigo, 1966), portavoz del Foro por la Memoria de Guadalajara, no le termina de convencer el término ‘represaliados’ para referirse a las víctimas del franquismo. “Un represaliado es alguien castigado por haber hecho algo; ha obtenido su merecido”, explica, aunque lo acepta para esta entrevista si es “en el mismo término en el que viene en las propias sentencias [de los tribunales franquistas]. Es decir, son personas represaliadas por enfrentarse a un golpe militar”. Prefiere que hablemos de “personas asesinadas”. Represaliado “es un término que conviene utilizar con cautela”, explica este gallego de nacimiento que participa en la recuperación de la memoria histórica democrática en Guadalajara. Así lo hace también su hermano Pedro, que ejerce como presidente del Foro.“Siempre hemos sido personas sensibilizadas con este tema”, detalla Xulio, que no tiene en su familia a ninguna de esas víctimas cuya dignidad está empeñado en reparar. Aterrizó en Guadalajara con tan sólo seis años, en 1972. “Hemos hecho toda nuestra vida aquí”, asegura mientras degusta tranquilamente una cerveza con limón. Luego, expone con vehemencia el trabajo realizado hasta ahora; parte del cual se materializó en un libro titulado ‘La represión franquista en Guadalajara’, escrito a tres bandas junto a su hermano y al sociólogo Carlos Paramio. Un volumen de nada menos que 635 páginas en buena parte ocupadas por un listado de perseguidos por el franquismo en la provincia. 6.230 personas que ya son, por desgracia, 7.005 según los últimos datos que manejan los autores. “Me decían que habíamos hecho la guía telefónica”, bromea, “pero es que a la gente mayor les gusta ver el nombre de su familiar así, identificado en el papel”. Tras ese inciso, continuamos la discusión terminológica.
P. Supongo que, por el otro lado, los franquistas sí consideraban que esas personas habían hecho algo que mereciera tomar represalias.
R. Yo me remito a las sentencias. Hasta la fecha tenemos 7005 personas identificadas de la provincia de Guadalajara que fueron condenadas entre 1936 y 1950. Estamos hablando de personas perseguidas por defender la legalidad republicana, de las cuales ya solamente hay 500 que no sabemos qué tipo de condena tuvieron. Entre estos hay que excluir los setenta ‘paseados’ que no tuvieron ni siquiera un simulacro de juicio. Fueron ejecuciones extrajudiciales, y va aumentando la cifra porque el libro lo hicimos en 2010 y vamos encontrando más datos. En las propias sentencias, a esas personas se las condena no por hechos delictivos sino por enfrentarse a un golpe militar en mayor o menor grado, que era considerado por los golpistas como un acto de rebelión y se les ‘ajusticiaba’, entre comillas, utilizando el Código de Justicia Militar de 1870, que es ilegal su utilización para civiles. Todos los demás hechos son accesorios. Ayer tuvimos la ocasión por ejemplo de ver una sentencia de un personaje muy famoso de Guadalajara, que nos ha costado tres años conseguirla, que es la de José Serrano Batanero. Era un abogado de Cifuentes, burgués, de clase alta pero que toma conciencia de la situación social de principios de siglo y se vuelve republicano de izquierdas, se hace amigo de Manuel Azaña y es uno de los creadores del partido Acción Republicana en Guadalajara. Yo he escuchado en Cifuentes y en otros pueblos barbaridades sobre este hombre; que se comía los niños crudos. Bueno, pues en esa sentencia le condenan por auxilio a la rebelión junto a otro grupo de personas. Le condenan por defender la legalidad. Es el mundo al revés. Los que se sublevan acusan de rebelión a los que lo impiden.
P. Pusieron ustedes nombres y apellidos a 6.230 represaliados por el franquismo en Guadalajara ¿Hasta entonces éramos un Triángulo de las Bermudas de la memoria histórica?
R. Existen varios trabajos previos que es necesario reconocer; algunos por desgracia no hemos podido disponer de ellos hasta cuando ya teníamos hecho nuestro propio trabajo. El primero, fue uno genérico que hizo en toda España el general Salas Larrazábal, un general franquista que vive todavía e hizo un libro sobre las víctimas de la guerra civil en los años 70 y llegó a la conclusión de que en Guadalajara hubo 600 represaliados de franquistas y 789 republicanos. Hemos estado muchos años intentando averiguar de dónde había sacado esos datos. Salas Larrazábal pertenece a ese grupo de historiadores militares que son de lo más serio dentro de la historiografía franquista; aunque no están exentos de ideología, no hay que rechazarlos por ello. Él si tuvo acceso sin ningún problema a los registros civiles, en una época en la que todavía no habían transcurrido cincuenta años de algunos de estos hechos, cosa que nosotros no hemos podido. Se nos han cerrado las puertas de algunos registros, por ejemplo el de Sigüenza. Allí sabemos que hay sesenta y dos personas más ‘paseadas’ de las cuales tenemos datos sólo de unos ocho. El tema es que las víctimas que fueron asesinadas en la retaguardia republicana durante el primer año de guerra han sido plenamente estudiadas, se sabe quiénes son. Desde el año 1944 existe un estudio estatal que se llama Causa General y que indica, con infinitos errores, el número de víctimas. Por ejemplo, casi todos los muertos en la retaguardia republicana son los que se producen durante el asalto a la cárcel del 6 de diciembre de 1936. Existe un estudio muy completo de todos esos asesinados y además han recibido todo tipo de ayudas institucionales y han tenido reconocimiento público en las plazas y en las iglesias durante cuarenta años de dictadura y treinta de democracia. Pero a fecha de 2012 todavía no sabemos cuántos asesinados y represaliados existen entre los que defendían la legalidad republicana. Hasta el año pasado no sabíamos el número de muertos que hubo en la catedral de Sigüenza tras la toma de la ciudad en octubre de 1936. Cuando se rinde esa catedral, sabemos exactamente que mujeres y niños son separados, una serie de personas son asesinadas inmediatamente y se hace una lista de personas con nombre y apellidos, filiación política, a qué batallón pertenecen, edad ¡Hasta domicilio! Hemos encontrado esa lista, y dos días después se hace otra lista de los que llegan al cuartel de San Carlos, en Soria. Y faltan 114 hombres. Tenemos la lista de esos hombres. Sabemos que hubo asesinatos en los Altos de Barahona por el camino y sabemos que hubo un par de sacas al llegar a Soria, una de cuarenta y dos el primer día, otra dos días después y otra más el día de Navidad, muy gorda, pero no sabemos más. Luego hay un par de intentos en Guadalajara en los años 80, en los años de la Transición; unos años en los cuales a la gente que hablaba de esto en el seno de los partidos de la izquierda o simplemente democráticos se les acalla. Pero hay gente que toma la iniciativa por su propia cuenta de investigar. Tenemos el caso muy famoso de Tomasa Cuevas, una mujer de Brihuega, militante del PCE, que estuvo trece años en las cárceles franquistas empezando por la de Guadalajara y que cuando salió de la cárcel y empezó la democracia en el 76 se compró una grabadora y se recorrió España buscando a sus antiguas compañeras de cárcel. Localizó a casi todas y grabó sus testimonios. Fruto de ese trabajo de varios años después escribió tres libros que se publicaron en los 80 y se llaman ‘Mujeres en las cárceles franquistas’. Esta mujer tan valiente hizo su trabajo con la oposición directa de su partido y hasta de su propio compañero, Miguel Núñez, que era un famoso dirigente del PSUC y que intentó que lo dejara porque eso no tocaba en la agenda del partido. Casi el 80% del primer libro está dedicado a la cárcel de mujeres de Guadalajara pero cuenta muchas otras cosas, nombres y apellidos de los represores incluso. Es un trabajo biográfico y hay que tomar los datos con cautela también, porque, aunque somos una asociación que tiene un carácter político, y no lo negamos, nuestros estudios intentan tener un rigor científico y académico. No podemos hacer propaganda. Otra persona que hizo un estudio era del Partido Socialista y se llamaba César González Camarero. Era de fuera y vino como veterinario de la Junta de Castilla la Mancha. Era muy sensible a estos temas y al recorrer los pueblos empezó a oír historias. El sí pudo acceder al registro civil de Guadalajara e hizo un trabajo bastante bueno aunque con errores porque no pudo comprobar las sentencias sino sólo el registro civil, que es una fuente muy válida pero que hay que contrastarla con otras ya que no te dice porqué es la sentencia.
P. ¿La memoria histórica va de justicia retroactiva o de abrir viejas heridas como promulga el Partido Popular?
R. Las heridas se cierran cuando son curadas. Lo que hemos hecho ha sido desvelar una parte de la historia que estaba oculta, que se negaba que existiera y que creemos que es necesario rescatar. De las personas desaparecidas, que hay bastantes en nuestra provincia, sus familiares no saben nada de ellos desde que un buen día se los llevaron. Esa herida sigue abierta hasta que no se sepa qué fue de esa persona, se hereda. El problema es que algunos no se habían enterado hasta ahora. Según las investigaciones, se supone que en las cunetas hay 113.000 personas en toda España. Yo creo que eso es algo grave de lo que debería ocuparse el estado. Si me hablan de la crisis, creo que no podemos añadir a la crisis económica una crisis de valores y que una democracia debe estar asentada sobre el reconocimiento de las víctimas que lucharon para defenderla en cualquier época y lugar. España no será un estado democrático pleno mientras haya un colectivo de ciudadanos a los que la Justicia les ignora e incluso les desprecia, que son las víctimas del franquismo.
P. ¿Cuál es la actividad diaria del Foro? ¿Cuál es la relación de la organización con los afectados?
R. Nosotros tenemos nuestros trabajos, no vivimos de esto. Nadie cobra nada. Para el libro hemos recibido una pequeña subvención que no cubrió ni la mitad de la edición. Lo que hacemos es seguir investigando y luego por otra parte dar respuesta a familiares que continuamente se están poniendo en contacto con nosotros. También hay, aunque de momento son cuatro sólo, pero hay familiares de personas que han sido asesinadas en la retaguardia republicana, en el asalto a la cárcel y nosotros les hemos ayudado exactamente igual que a los represaliados republicanos. Sin ninguna distinción. También manejamos una página web donde estamos subiendo vídeos y entrevistas a supervivientes, veteranos y familiares. ( http://www.memoriaguadalajara.es )
P. Una de las actividades que obtienen más visibilidad es el de la búsqueda de las fosas. ¿Queda mucho pasado por desenterrar? En 2011 hubo éxito en La Toba.
R. En la Federación de Foros por la Memoria nosotros hemos investigado y ayudado a la búsqueda de personas desaparecidas o asesinadas en fosas comunes, pero no ha sido una de nuestras prioridades. De hecho, en diez años que vamos a cumplir este mismo año me parece que hemos hecho veintitantas fosas, es decir, comparado con los más de 5.000 desaparecidos cuyos cuerpos ha recuperado el resto de asociaciones de todo el estado me parece una cantidad muy pequeña. Nosotros hacemos esto por los familiares, porque es un deber cívico, pero lo que queremos sobre todo es denunciar que eso no nos corresponde a nosotros, le corresponde al Estado y es insultante que tengan que ser los propios familiares los que investiguen los asesinatos de sus personas queridas. Esto no es una cuestión de ubicación de restos que están en una cuneta y hay que trasladarlos a un cementerio, que también es muy importante que tengan un entierro digno, por supuesto. La cuestión es que aquí hubo un régimen criminal que se instauró por la fuerza de las armas asesinando a decenas de miles de personas y queremos que se sepa y que aquellos que tuvieron la ‘suerte’, entre comillas, de tener un juicio o un simulacro de juicio, todavía sus sentencias siguen siendo plenamente vigentes para la legislación española, es decir, siguen siendo culpables. Lo que ha demostrado el auto de Garzón es que la Ley de Amnistía y la de Memoria Histórica han servido de cortafuegos; se nos está diciendo: “les hemos perdonado en el 77 y cállense que les hemos pagado los picos y las palas para desenterrarles”. Respecto a la situación en Guadalajara, el proyecto más inmediato es el homenaje e inhumación al panadero de Medranda que tendrá lugar en el mes de mayo. Tenemos localizadas varias fosas nuevas sobre todo en la zona noreste de la provincia, que es donde el golpe triunfó en los primeros meses, y ahí el número de asesinados sin sentencia es mayor. Y tenemos algunas fosas en la zona de Sigüenza localizadas y también en la zona del Alto Tajo. Lo pondremos a disposición de la fiscalía cuando desee investigar esos crímenes. Recuerdo que cuando hace dos años el Gobierno de Castilla la Mancha, cumpliendo la Ley de Memoria Histórica, se dirigió a todas las asociaciones memorialistas para la elaboración de un mapa de fosas nosotros acudimos a Toledo, pero lo primero que queríamos saber es para qué queremos un mapa de fosas; no estamos hablando de un mapa turístico. Son pruebas de delitos y si los familiares lo reclaman haremos una investigación y presentaremos una denuncia y los exhumaremos al amparo de la Ley que hay, que no nos gusta pero es la que hay.
P. Van ustedes a celebrar el 75 aniversario de la batalla de Guadalajara con una visita guiada por los principales escenarios. ¿Qué queda de aquella contienda en lugares como Brihuega, Torija o Trijueque?
R. La gente mayor que la conoció ha desaparecido en su mayor parte pero sí queda un recuerdo en toda la provincia sobre la presencia italiana. En la primera fase de la batalla, cuando los italianos ocupan Brihuega, varias personas, sobre todo sindicalistas, son asesinadas por ellos, entonces se le va a hacer un homenaje a esos compañeros en Brihuega. El colectivo que viene son dos asociaciones italianas: una de partisanos y otra que es la asociación de ex combatientes de las Brigadas Internacionales, que existe desde entonces porque reclutó a los italianos que vinieron a la brigada Garibaldi. Lamentablemente no queda ningún brigadista vivo. Vienen unos treinta italianos y haremos un pequeño acto junto a la alcaldesa de Torija. Hemos convenido con las asociaciones, e invitado a todos los partidos políticos y organizaciones sindicales de Guadalajara, para que participen en hacer un comunicado conjunto pidiendo el fin de la impunidad de los crímenes del franquismo. Es decir, no sólo queremos hacer un reconocimiento a los que lucharon en la batalla que supuso la primera derrota del fascismo a nivel internacional, sino también que luchamos por lo mismo que luchaban ellos, por la justicia social y los valores democráticos. En Trijueque se va a visitar el mirador para ver lo que es el paisaje con el valle del Henares y el escenario de lo que fue la primera fase de la batalla.
P. Aunque no les guste la Ley de Memoria Histórica ¿Cree que se cumple en Guadalajara?
R. Bueno, no nos gusta la Ley de Memoria Histórica porque lo que hace es apuntalar la impunidad, pero la Ley hay que cumplirla aunque no nos guste, y eso incluye a las autoridades y lamento muchísimo que no se haga. Y la prueba de que no sirve es que queda a la elección de los gobernantes si la cumplen o no. Espero que se haga algún día una ley que anule las sentencias judiciales de las personas que siguen siendo consideradas como culpables y que se elimine toda la simbología que sirva de exaltación del golpismo y de la represión franquista.
P. Tampoco hubo finalmente ese Memorial para las víctimas del franquismo que ustedes pedían y que se quedó en una fosa homenaje a “todas las víctimas”.
R. Es curioso que el Ayuntamiento esté muy preocupado por hacer un homenaje a todas las víctimas al mismo tiempo que mantiene el homenaje a los golpistas. En la carretera de Chiloeches hay un monumento memorial a las personas que fueron asesinadas en el asalto a la cárcel cuya terminología no me parece la más adecuada en una democracia. Sin embargo, en la fosa común, donde hay más de mil personas asesinadas por defender la legalidad democrática, consideran que hay que hacer un homenaje a todas las víctimas. Allí por cierto, sólo están los republicanos. Y además lo han hecho sin contar en absoluto con los grupos de familiares ni con las asociaciones de Derechos Humanos como la nuestra. Además, no es algo que pertenezca solamente al ámbito familiar, íntimo y personal, porque hay cientos de personas ahí asesinadas que no tienen ningún familiar y creemos que las personas que murieron por defender la democracia son muertos de todos. No es un tema ni de derechas ni de izquierdas, no hay bandos.
P. ¿Qué esperan del Gobierno en los próximos cuatro años?
R. Los gestos que vemos hacia los represaliados del franquismo son los mismos que llevamos viendo desde hace muchos años en los sitios donde gobierna el Partido Popular: un desprecio absoluto, por desgracia. Nosotros no queremos hacer esto, nuestro objetivo como asociación es desaparecer, que no sea necesaria. Hacemos algo que creemos que le corresponde al Estado y a las instituciones hacer. Se trata de que se haga un homenaje institucional. Estamos muy lejos de eso. Hay gente que dice en el entorno del PP que no se puede homenajear a los republicanos porque entre ellos hay criminales. Es verdad. Entre 6 millones de judíos, ¡Tambien hubo criminales! Yo no veo que Ángela Merkel diga: Homenajeamos a todos los judíos asesinados menos a los criminales. ¿Se imaginan? Yo le puedo decir algunas de las personas de Guadalajara que fueron asesinadas por los franquistas y que sí que cometieron crímenes. Nosotros no pensamos en ellos cuando homenajeamos a las víctimas de la dictadura, pero sí que decimos también que las personas que les condenaron, primero no les condenaron por eso y segundo, no tenían derecho ni legitimidad para hacerlo. A los demócratas que se enfrentaron al golpe de 1936 les asesinaron por enfrentarse a un golpe militar. Y los demás hechos que pudieran haber cometido algunos, que no los negamos pero que habría que investigarlos, no son circunstancias atenuantes para su condena. Basta con mirar cualquier sentencia para comprobarlo.
Audio: “Cuando la República tuvo los medios para perseguir los crímenes lo hizo“.
Yo les pregunto a los señores del PP que dicen eso, cómo los distinguimos. La única manera que tienen ellos es dando por buenas y válidas las sentencias judiciales franquistas. Es decir: renuevan y dan por válido el discurso de los verdugos. Las personas que defienden este discurso de la equidistancia creen que existe una relación causa efecto entre los asesinados republicanos y los presuntos crímenes que hubieran cometido antes y por tanto como todos han matado nos tenemos que callar. Si me hablas de la matanza de Paracuellos o de la cárcel de Guadalajara yo te digo que es un crimen, que fue un crimen para la República y que habría que investigarlo. No me da ningún miedo hablar de eso. Pero no voy a aceptar ningún chantaje de nadie que me diga que como existieron crímenes en el otro lado nos tenemos que callar los que defendemos la justicia.
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