miércoles, 1 de febrero de 2012

LA REPRESIÓN FRANQUISTA EN EL VALLE DE ALLER







Félix Población

Hace tres años, la Asociación de la Memoria Histórica del concejo de Aller (Asturias) inició el trabajo de investigación documental sobre la represión franquista en el Valle de Aller. El profesor Manuel Fernández Trillo fue el responsable de llevar a cabo esa labor, fruto de la cual es el borrador del libro, presentado el pasado mes de diciembre en la localidad de Caborana, en el que se da cuenta de la trágica memoria que representó para aquella comarca la victoria del ejército rebelde en la Guerra de España.

Para tal cometido no contaron sus artífices con más ayuda que la de su voluntad y esfuerzo por dar a conocer los hechos y los nombres de quienes fueron víctimas de la violencia fascista, que en Aller fue en extremo implacable. Tan es así que el balance represivo supera al de la provincia de Huelva, considerado hasta ahora el más alto de España, con 14 de cada mil habitantes represaliados, mientras que en el del Valle de Aller se llegó a 33,3 de cada mil.

Explica el historiador Fernández Trillo que en 1936 el concejo de Aller estaba dividido sociológicamente en dos sectores, los correspondientes al Alto Aller, de perfil preferentemente ganadero y proclive a la derecha, y el Bajo Aller, fundamentalmente minero, que votaba a la izquierda. Eso explica que el reparto de votos en las elecciones de febrero de ese año se decantara mayoritariamente a favor de la CEDA de Gil Robles y el partido de Melquíades Álvarez en una parte y a favor del Frente Popular en la otra.

Es digno de considerar como antecedente histórico que explica esa radical división ideológica que el Valle de Aller fue feudo del Marqués de Comillas, creador de la Sociedad Hullera Española y promotor del ideario de catolicismo social fomentado bajo el pontificado de León XIII. Con ese fin se implantaron las llamadas Escuelas Cristianas y se potenció el Sindicato Católico, que tendría en los años veinte más afiliados que el propio Sindicato Minero de Asturias, si bien con la llegada de la República las cifras se invirtieran a favor de este último, que llegó a contar con 3.000 militantes, frente a tan solo unos cientos del primero. En el transcurso de los años veinte y durante la revolución de Asturias (1934) no faltaron los enfrentamientos armados entre ambos sindicatos.

La investigación histórica llevada a cabo para la realización del libro se ha basado en los fondos archivísticos de Salamanca, El Ferrol, Guadalajara, Oviedo y Aller, con documentos aportados por la Hemeroteca Nacional, las de Gijón y Oviedo y el archivo de Oñate, que guarda los fondos pertenecientes a la cárcel de mujeres de Saturrarán (1938-1944). Obviamente, se ha contado con los testimonios orales de quienes vivieron aquellos hechos y cuya aportación fue decisiva para modificar, corregir o ampliar el perfil y la filiación de cada una de las 4.900 personas biografiadas en el libro.

El balance final, todavía pendiente de últimas averiguaciones, cifra en 807 el número de alleranos que fueron víctimas de los pelotones de fusilamiento o el asesinato. Un 90% eran hombres y un 70% mineros. El resto eran labradores, maestros, comerciantes, empleados y funcionarios. A esa cifra hay que añadir la de 400 hombres muertos en combate, en su mayoría milicianos de los Batallones 241 “Silvino Morán” y 248 “Álvarez del Vayo”. Se estima que de cada 1000 votantes del Frente Popular se mató a 177. Fueron asesinadas o fusiladas 40 mujeres, 6 murieron en combate y un total de 140 fueron encarceladas, de las cuales 46 estuvieron internadas en la prisión de Saturrarán (Guipúzcoa), donde el número de presidiarias asturianas fue el más alto del centro (32%).

En el concejo de Aller se tienen localizadas hasta la fecha 22 fosas comunes. La de Cabacheros, en Felechosa, fue exhumada parcialmente. En agosto de 2011, antropólogos forenses de la Universidad Complutense tomaron muestras de ADN a los familiares de los desaparecidos y gracias a ello se han identificado los restos de 50 personas enterradas. En la fosa de La Pozona -entre El Pino y Felechosa- pueden hallarse los restos de hasta 100 víctimas. En total, entre fosas individuales y colectivas, se calcula que en la zona puede haber en torno a 4o enterramientos.

Algunas de las fotografías que ilustran el borrador del libro mencionado -en el que se incluye un total de 500- pertenecen a los tres hermanos panaderos de la localidad de Cuérigo, agarrotados en la plaza de Cabañaquinta el 10 de diciembre de 1937, después de la celebración de la misa mayor. Cuenta Manuel Fernández Trillo que el cura, Ramón Campal, fue a confesar a dos de los hermanos (Dionisio y Senén García Díaz), mientras el tercero, Valentín, que se negó a comulgar, no dejaba de insultar a los militares y falangistas que asistían a la ejecución.

Me ha parecido oportuno dar cuenta hoy de la más dura represión franquista llevada a cabo en España durante la Guerra Civil. Hoy, el juez Baltasar Garzón, que ha pretendido investigar aquellos crímenes y todos los que se cometieron durante el franquismo, está sentado en el banquillo, acusado de prevaricación por un sindicato ultraderechista. Hoy, los familiares de las víctimas de aquella barbarie han venido a Madrid para ayudarle con el testimonio de su memoria, tanto tiempo silenciada, al igual que las imágenes que acompañan estas líneas y se estampan en los libros que, como el del Valle de Aller, este país debe seguir publicando y dando a conocer para ser educado en libertad, democracia y ciudadanía.

Nota: Fotos de la cárcel de Saturrarán, la fosa de Cabacheros y los tres panaderos de Cuérigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario