Lucas León
El pasado 29 de diciembre el Consejo de Ministros del recién constituido Gobierno del Partido Popular aprobaba un paquete de medidas que afectaba onerosamente a la economía y condiciones de vida de una gran mayoría de españoles.
La justificación a tamaño desafuero, que incluía la subida del IBI y el IRPF, incumplía frontalmente las declaraciones del candidato a la presidencia en su campaña electoral y podría ser considerado un fraude, en términos legales.
Se pretendía ahorrar 8.900 millones de euros y el partido neoliberal gravitó la mayor carga fiscal sobre las economías más modestas.
A los 33 días, otro Consejo de Ministros aborda la reforma del sistema financiero y aporta a la “banca” un activo de 6.000 millones de fondos públicos, el 67,4 % del ahorro de diciembre se resuelve en hora y media con un destino tan pestilente como sospechoso.
Y casi nadie, en la amnesia social total en que vivimos, ha puesto el grito en el cielo. Son la nueva versión de Robín Hood y El Tempranillo, “le roban a los pobres para dárselos a los ricos”.
¡Tiene bemoles que el esfuerzo de millones de funcionarios, parados, amas de casa, pensionistas, hipotecados, jóvenes sin empleo… se dedique con tanta ligereza y tan arteramente a sanear las cuentas de quien se ha pasado la vida especulando, inflando burbujas y valores patrimoniales de pisos, pagando millonarias indemnizaciones a sus directivos, fianzas de corruptos y préstamos a cofradías también millonarias y, en definitiva, robando a manos llenas!
Presumen de liberalismo y de modernidad. Pero utilizan el ancho del embudo. Cuando se trata de hacer recortes de derechos sociales, laborales o de ayudas a colectivos desfavorecidos son más liberales que el copón, cuando está por medio el poder financiero o bancario, ya no rigen las leyes del mercado: más estatalistas que Stalin. ¡El Papá Estado provee! Y si esta reforma, que es la nosecuantos no sirve, pedirán otra. Y otra. ¿De qué leyes de competitividad hablamos, señores del liberalismo de pacotilla?
Ali Babá y sus compinches eran cuarentaiuno. Esta estirpe, De Guindos, Montoro, Botín, Luzón, F. González… parecen miles.
¡Manos arriba, esto es un atraco!
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