Félix Población
Tengo entendido que ayer se quiso dar a la festividad del Doce de Octubre, fiesta nacional de España, un carácter más civil, poniendo a disposición de los ciudadanos la entrada libre en museos y monumentos de la capital de España. El detalle es de agradecer, aunque también cabe añadir que ya era hora de que se tuviera una atención similar hacia los contribuyentes, sobre todo hacia los que preferimos festejar antes el arsenal de nuestra cultura que el de nuestras fuerzas armadas.
Además de ese gesto de civilidad, que esperamos se mantenga en años sucesivos, se puso en marcha ayer una estrategia diseñada por el ministerio de Defensa y supongo que el de Presidencia para evitar en lo audible esa tradición de corta memoria y menor alcance mental consistente en abuchear al presidente del Gobierno. El plan, consistente en que desde la tribuna de autoridades no pueda percibirse la gritería de ciertos grupúsculos de espectadores airados, consistió en alejar esa molestia a doscientos metros.
A tal fin, se situó dicha tribuna, según he podido leer, de espaldas a la Plaza de la Lealtad y frente a la de Neptuno, de modo que se creara lo que algún medio denomina bunker sónico, con las tribunas de prensa dispuestas en la misma rotonda. No se anunció en ningún momento, además, la llegada de Rodríguez Zapatero, que hubiera sido aprovechada por los gamberros para su silba, y el locutor/narrador advirtió al público asistente por megafonía, antes de la solemne ceremonia en memoria de los caídos, que mostrase el orgullo, admiración, respeto y silencio que representa ese momento, algo que una parte de ese público patriotero y abucheador no tuvo en cuenta los años precedentes.
Finalizado el acto, Zapatero -cuentan los periódicos- se fue discretamente por una calle lateral, colindante con el Museo del Prado, evitando que su comitiva pasara por el Paseo de la Castellana, cosa que sí hizo el Rolls Royce del rey y el resto de vehículos de la familia real. Se podría decir, por lo tanto, al término de la transmisión televisada del evento, que los abucheos no fueron noticia en los micrófonos ambiente porque se tomaron todas las prevenciones para ello, aunque haberlos los hubo.
Bien es cierto que quizá ésta haya sido la última oportunidad en que los impulsores y propagadores de tan desfachatada actitud comparezcan el Día de la Patria para dar testimonio del indecente patrioterismo que les mueve y en contra del que seguramente alardean y dicen profesar, al modo de los banqueros patrios. ¿O es que alguien se imagina a esa chusma haciendo lo propio ante el presidente Mariano Rajoy el año que viene y siguientes?
----- REDDIARIO ----
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