jueves, 3 de marzo de 2011

LA CASTA Y AMOROSA SEXUALIDAD DE LOS OBISPOS VALENCIANOS


Félix Población

El programa sobre educación sexual que acaba de presentar la católica iglesia en la comunidad valenciana, no difiere en nada del que esa misma institución preconizaba cuando su poder en la enseñanza privada y pública, durante la dictadura, era absoluto. Entonces, en lugar de apelar a la libertad de enseñanza como hace hoy para mantener sus privilegios, imponía su todopoderoso dominio dogmático sobre las conciencias del alumnado a base de un lenguaje mucho más rotundo y amedrentador, a juego con el que requería el espíritu de cruzada que otorgó al franquismo.

Hasta los colegios religiosos y concertados de Valencia ha llegado lo que el Instituto Juan Pablo II llama, a instancias del arzobispado de aquella diócesis, Educar la sexualidad para el amor, un programa con el que se pretende inculcar entre los alumnos de 5 a 14 años los mismos preceptos que marcaron la oscura pauta del nacional-catolicismo. El radio de influencia de ese manual no sólo abarcará el ámbito de aquella diócesis, sino también los de Segorbe-Castelló, Orihuela-Alicante, Mallorca, Menorca e Ibiza.

Se nos dice en la noticia que da a conocer dicho programa que, además de impartirse en los colegios religiosos, estará a disposición gratuita de los centros públicos que quieran hacer lo mismo como materia extracurricular y no evaluable, aunque ello comporte un temario opuesto al que el gobierno de aquella comunidad ha decidido. El departamento de Educación del gobierno de Camps, en lugar de defender su programa, ha aducido que corresponde a la libertad de los consejos escolares de cada centro elegir el que quieran, por lo que viene a justificar el claro intrusismo confesional de raigambre nacional-católica que ese programa representa.

Los puntales de la amorosa y casta sexualidad de ese viejo credo se basan en calificar la homosexualidad como disfunción y la masturbación como vicio. Toda familia que no sea la compuesta por hombre y mujer es asimismo disfuncional, por supuesto. En cuanto a las relaciones sexuales, lo recomendable es potenciar el autodominio y la continencia para esperar hasta el matrimonio para la primera vez.

Nada ha cambiado, salvo la terminología, en la concepción que tiene la Iglesia de la sexualidad. Lo que sí ha cambiado es la metodología para tratar de imponerla. Si con el franquismo lo hizo sin trabas, pues no había libertad de enseñanza y sólo mandaba el clero, ahora trata de conseguirlo apelando a esa misma libertad que antes condenó. Si además cuenta para ello con el concurso de determinados gobiernos autónomicos, como es el caso, todo discurrirá según la Iglesia quiera, salvo la propia sexualidad, que es libertad y vida. Precisamente lo que les falta a nuestros respetables monseñores.

Foto: Camps confraterniza con el arzobispo de Valencia. Se dijera que su ademán es evocador.

1 comentario:

Folía dijo...

Y todos colaboramos con nuestros impuestos al fomento de estas filosofías.
Cada vez veo más claro que la escuela y la religión han de estar separadas. No comprendo cómo padres comprometidos con la fe católica delegan en alguien que ni conocen ni eligen para la formación de la conciencia de sus hijos.
No comprendo por qué no ponen el grito en cielo los padres comprometidos con otra confesión religiosa al constatar el agravio comparativo.
Y lo que menos comprendo es que esto pase en un estado laico.

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