miércoles, 26 de enero de 2011

LA VIEJA PUERTA DEL VIEJO INSTITUTO


Lazarillo

Niñez de mar y lluvia, adolescencia oscura,
los sueños y los gritos
se cuajaban de anhelo en las páginas nuevas de los libros prohibidos.

La recia consistencia de esa puerta resuena
como aldaba en el fondo de aquel primer invierno que inventó las caricias.
Por la playa vacía
sonaba entre las olas la voz del faro a bruma
y nuestros pies descalzos buscaban en los besos un atajo de lumbre.

Nuestros cuerpos mojados buscaron el cobijo de la vieja madera
y mientras las campanas de la vecina iglesia atronaban el aire,
supe lo que ahora escribo:
que la vida y las cosas se llenan del amor que las hizo.

Basta una sola imagen contra el riesgo de olvido.

Foto de Carlos Muñiz Cueto

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bien suena y queda un poema entre tanta actualidad política. Deberías repetir, Lazarillo.

Jacint dijo...

Más poesía, por favor.

Folía dijo...

La poesía por sorpresa, ¡qué bien! y qué bien la poesía formando parte de nuestra vida cotidiana. Nos hace mucha falta.
Ayer fueron los alumnos de la clase de mi hija a un recital de poemas de Miguel Hernández en el instituto Mateo Hernández, de Salamanca. Lo mejor es que lo organizaron y realizaron los alumnos y profesores, incluso lo acompañaron con música en directo. Ya en casa ella buscó, copió y me leyó algunos de los que más le gustaron. Me parece algo estupendo ayudar a los adolescentes a descubrir la poesía.

Lazarillo dijo...

Lo intentaremos, Jacint.

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