Melibea
Hoy regresan sanos y salvos tres ciudadanos españoles a su país. Vuelven del mar que baña la franja de concentración de Gaza, adonde habían pretendido llegar para dar respaldo a una causa justa que el ejército israelí reprimió matando, según su costumbre. En el día de la fecha, Zapatero estará muy ocupado en Sitges defendiendo nuestra economía ante una élite en la sombra que decide o casi la del mundo: el Club Bildeberg. No sé dónde estará el ministro Moratinos, pero probablemente tampoco recibirá a nuestros tres conciudadanos que, esta vez sí y de verdad, retornan de una misión de paz. Lo hicieron sin más armas que una ayuda solidaria al pueblo palestino de Gaza, cercado y bloqueado, y les mataron a diez, quince o veinte compañeros, todavía no se sabe con certeza. Tampoco sé si habrá algún representante menor de nuestro Gobierno para recibir a estos tres conciudadanos, pero estoy convencido de que para muchos españoles la misión de paz que han protagonizado es una de las más relevantes y dignas de nuestra historia presente, según reflejó el recibimiento multitudinario que dispensó Turquía a los cooperantes asesinados y sobrevivientes. En España, quien mejor ha comprendido y expresado la trascendencia de esa misión es la madre de uno de los activistas, el periodista de TeleSur David Segarra, que firma hoy esta elocuente y oportuna carta en el diario El País (*) bajo un título que lo dice todo: No han conseguido doblegar a mi hijo:
"Soy la madre de David Segarra Soler. Son las cinco de la madrugada del día 2 de junio. Amanece en Valencia y acabo de enterarme de la liberación de todos los secuestrados, entre ellos, mi hijo.
En estos momentos no siento ningún odio hacia Israel. Y no por un motivo altruista, noble o religioso, sino por puro egoísmo: el odio te destruye. Y un buen ejemplo de ello lo está dando Israel. Nacido del sentimiento de culpabilidad colectiva de una Europa cobarde que no supo defender a sus ciudadanos judíos de otro odio, el nazi, parece como si la historia no le hubiera enseñado nada a Israel. Está repitiendo las mismas pautas de odio, muerte, deshumanización del contrario, ocupación de territorios, construcción de muros y alambradas, soberbia racial... solo que ahora las víctimas ya no llevan una estrella cosida a la ropa, ni el gueto está en Varsovia. Está en Gaza y Cisjordania.
No quiero contar el infierno personal por el que he transitado estos días. Sería ridículo al lado del continuo y diario dolor de las madres palestinas. Soy una afortunada, mi hijo David vuelve de la masacre del Mavi Mármara sano y salvo.
Los soldados israelíes le habrán podido destrozar su única arma letal: la cámara de vídeo. Pero lo que olvidan es que los seres humanos tienen ojos, oídos, boca y memoria para contarle al mundo el horror del que fueron testigos. Y contra eso, toda la poderosa propaganda israelí no puede hacer nada. Siento tanta lástima por la evolución de Israel como inmensa admiración por mi hijo, a quien toda una maquinaria de terror no ha podido doblegar. Igual que jamás conseguirá doblegar el espíritu del pueblo palestino".
(*) En el diario El País no aparece a quién va dirigida la misiva, al señor [Raphael] Schutz, embajador de Israel en España, algo que sí consta en el diario El Periódico de Catalunya. El detalle merece ser resaltado, pues aparte de mutilar/censurar el texto de una lectora, restando una mayor significación a la carta, acaso evite que el embajador israelí responda a la misma, si se dignase a ello.
+@No sólo nadie del Gobierno recibió a los activistas en el aeropuerto de Barcelona, sino que éstos estudian denunciar al Gobierno por no socorrerlos antes del ataque.
UNO DE LOS ASESINADOS ERA PERIODISTA
1 comentario:
Tan nerviosos y tan torpes están en El país con la pérdida de ventas del periódico...
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