viernes, 12 de marzo de 2010

AZNAR NUNCA ESTUVO EN LOS ACTOS EN RECUERDO DEL 11-M


Félix Población

Todos los años, en una fecha como la de ayer, se recuerda en Madrid a las víctimas del mayor atentado terrorista ocurrido en la historia de España. La Fundación Ferrocarriles Españoles recibió en vísperas del sexto aniversario del 11-M el Archivo del Duelo, una excelente iniciativa para mantener viva la memoria popular de esa jornada con las múltiples y espontáneas manifestaciones de condolencia aportadas por la ciudadanía en la estación de Atocha (70.000).

Tan ejemplar actitud del pueblo de Madrid contrasta con el nada ejemplar comportamiento de algunos medios y señalados políticos de cabecera del Partido Popular tratando de enlodar la investigación de los hechos e instrumentalizando a las víctimas de aquella tragedia, de lo que dan fe incuestionable las hemerotecas.

Siempre eché de menos cada año, en esta singular jornada conmemorativa, que al lado de las máximas autoridades de los gobiernos local, autonómico y central en los actos institucionales de homenaje a las víctimas no haya estado nunca quien era entonces Presidente del Gobierno de España, José María Aznar.

Digo esto este año sobre todo porque hace poco más de un mes, sin ir más lejos, el señor Aznar sí se presentó en Salamanca, donde fue aclamado por una muchedumbre fiel y entregada con ocasión del VI Congreso Internacional sobre Víctimas del Terrorismo que se celebró en aquella ciudad, al que también asistieron los Príncipes de Asturias. Recuerdo que en 2005 el ex presidente se encontraba de viaje en México el 11-M y justificó su ausencia diciendo que nadie le había invitado a los actos con motivo del aniversario de esa fecha.

Frente al terrorismo no deberían establecerse víctimas de preferencia, pero al parecer sí las hay para algunos, según demostró sobradamente la dirigencia del Partido Popular y medios afines a lo largo de la pasada legislatura. Parejas mediático-resentidas como la de Losantos/Vidal todavía abundan hoy en la explotación contumaz e insidiosa de aquella deplorable memoria.

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