viernes, 22 de enero de 2010

UPyD A LA BAJA: NI UNIÓN NI DEMOCRACIA INTERNA


Lazarillo

Rosa Díez, lideresa de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), consiguió su acta de diputada gracias a los votos cosechados en la Comunidad de Madrid. Eso se debió fundamentalmente a su defensa de la unidad de España, que en la capital del Estado rinde mucho más que en cualquier otro lugar del país.

Con esa baza, y dada la disconformidad de buena parte de la ciudadanía con la línea más que conservadora del Partido Popular y la alianza del PSC con la izquierda independentista catalana en el gobierno de la Generalitat, es más que probable que los resultados de UPyD en Madrid se pudiesen incrementar en los próximos comicios.

Pero es muy larga la travesía de un cuatrienio cuando lo que más caracteriza a la señora Díez es sobre todo su desbocada ambición política y un afán de poder manifiesto, resultantes quizá del despecho que guarda de su anterior tránsito como militante del PSOE. De ahí posiblemente que, en lugar de acrecer su partido, se estén dado en los últimos meses regueros de bajas entre su militancia más cualificada, con Mikel Buesa a la cabeza de los disidentes.

Luego de la derrota que sufrió la corriente crítica de esa formación en el pasado congreso, un centenar de afiliados optó por apearse del partido al entender que éste había dejado de ser el proyecto por el que algunos de sus fundadores habían apostado. Se dijo entonces que una purga interna de los mejores activos había servido para promocionar a advenedizos sin escrúpulos. Quizá porque estos últimos resultaban más fieles y se avenían mejor al control férreo y autoritario que los ya ex militantes reprochan a doña Rosa.

Ahora una nueva tanda de bajas se ha dado en Cataluña, donde el balance ha afectado al 40 por ciento de los afiliados, algunos de ellos con responsabilidades en el partido. UPyD practica una asfixia continua de la libertad, han dicho. Una vez finalizado el I congreso fundacional -aseguran- podemos decir alto y claro que en UPyD la regeneración democrática ha sido utilizada como mero señuelo para atraer afiliados y votantes.

Como el percance ha tenido lugar meses antes de las elecciones autonómicas en Cataluña, seguro que ha sido muy celebrado a la izquierda y a la derecha de lo que Díez representa. Ni unión ni democracia parecen los distintivos más adecuados para un partido que aunque los lleva en sus siglas no da muestras de que los conjuge en su gestión interna.

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