viernes, 20 de noviembre de 2009

ARBORICIDIO EN LAS CORTES: LOS ÁRBOLES TIENEN RAÍCES


Félix Población

Como a los señores diputados se les ha quedado pequeño el aparcamiento del que disponen en el Congreso, y aunque estemos en tiempos de crisis nunca se repara en gastos que les beneficien -incluso a costa de sus sólo aparentes afanes ecologistas-, su parque de automóviles va a disponer de un nuevo estacionamiento para 262 nuevas plazas subterráneas.

Dado que los respetables parlamentarios no pueden perder el tiempo entre volante y escaño, el aparcamiento debe estar forzosamente a unos pasos del sitial que ocupan en representación nuestra. Lo de menos, por lo tanto, es que en la vecina plazoleta haya plantados unos cuantos árboles que desde siempre conforman con la identidad de su prestancia un rincón del viejo Madrid.

Se hace un aparcamiento y de paso se remodela la Carrera de San Jerónimo, aunque para ello haya que pulirse las acacias de sus aceras con el torpe y cínico disimulo que ha captado César Javier Palacios en sus fotografías. Porque aunque dé la sensación de que los viejos árboles de la plaza donde tiene su discreta estatua Miguel de Cervantes están protegidos, lo cierto es que únicamente se preserva a sus troncos de la actividad que tiene lugar en la zona, no el futuro de cedros, séforas y aligustres.

Los árboles tienen raíces, nos recuerda Palacios, y él ha sido testigo con sus fotografías de que las raíces han sido dañadas por las máquinas, por lo que es muy probable que las duras canículas madrileñas acaben con la vida de esa fronda en cuanto se resienta por la sed. Pasarán los árboles un tiempo de agonía ante la mirada ausente de los padres de la patria, hasta que su imagen sea la de un mustio y definitivo apagamiento que hará incuestionable la consiguiente tala.

Hay ciudades como París que se han ganado el respeto y la admiración del mundo por el celo con el que se protege cada rincón de su geografía urbana más carismática. Esa memoria cuenta mucho en la emoción del viajero que visita la siempre recordable capital de Francia. Los árboles, además de combatir con su presencia la contaminación urbana, son elementos fundamentales para que esa memoria viva, respire y crezca en la nuestra.

En Madrid han caído ya demasiados árboles: los de la M-30, los del Parque de Arganzuela, los del Paseo de Recoletos o los ya sentenciados del Salón del Prado, rememora Palacios. Es una epidemia que afecta a muchos de los munícipes de España, incapaces de comprender la sabiduría de la savia entre tanta mierda-ambiente.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Otro ejemplo de arnoricidos son los que se cometen en Salamanca por la aversión del alcalde a las hojas, ya sean vegetales o culturales, y es que Ciudad de Cultura en la publicidad.

Anónimo dijo...

Hay alcaldes que piensan que las hojas manchan el suelo.

Lazarillo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lazarillo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lazarillo dijo...

Convertir en cemento nuestra sensibilidad y nuestra memoria puede ser muy provechoso como animales de consumo.

Anónimo dijo...

Es la poca sensibilidad que demuestran los señores diputados. Lo que me confirma que cuando se ponen al frente de la manifestación (todos, es porque se trata de sacar rendimiento político y oradar al "énemigo político"

Anónimo dijo...

YA SOMOS CEMENTO EN PARTE. Y SI NO CÓMO SE XPLICA QUE CON ESTA RECESIÓN NO HAY UNSINDICATO CAPAZ DE MOVILIZAR A TANTOS PARADOS

Anónimo dijo...

Y cómo se va a dedicar Gallardón a conservar árboles si a lo que aspira es a poder, poder, poder...

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