MERCEDES SOSA: EL CANTO DE TODOS

Félix Población

Hace un par de años leí y comenté en este mismo DdA que la casa natal de Violeta Parra, en la localidad sureña de San Carlos, a más de 300 kilómetros de Santiago de Chile y de color violeta como Violeta, estaba cerrada y vacía. Los viajeros que emprendían y buscaban ese destino, llevados por la guía sentimental de la voz que la habitara, no encontraban al abrigo de esa casa un museo, un enclave acogedor que rememorase la vida y obra de quien es considerada como fundadora de la canción popular chilena. ¿No debería Chile -me pregunté entonces-, después de haber asistido en el inicio de la crudelísima dictadura de Pinochet a la muerte por melancolía de Pablo Neruda y al expolio de su casa en Isla Negra, prestar el mayor acogimiento y la máxima cobertura evocadora a las casas de sus poetas como máximo exponente de la cultura de la palabra frente a la felonía de la mordaza?

Ahora se nos muere en una clínica de Buenos Aires Mercedes Sosa, la cantante que mejor voz puso al poema de Parra Gracias a la vida. La noticia de lo que tal parece su último tránsito ha bloqueado la página web de la cantante con más de 700.000 visitas. Si el arte es una mentira que dice la verdad, como contó Eduardo Galeano hace unos días en Madrid, fue Sosa sin duda quien más realzó la verdad integral y global de los versos de Violeta Parra: Gracias a la vida, que me ha dado tanto; /me ha dado la risa y me ha dado el llanto./ Así yo distingo dicha de quebranto,/ los dos materialesque forman mi canto;/ y el canto de ustedes, que es el mismo canto;/ y el canto de todos, que es mi propio canto.

Por eso se debe preservar siempre la memoria de los poetas y no dejarla cerrada y vacía en los caminos del corazón y la cultura. Gracias a su vida, ¡nos han dado tanto!