miércoles, 5 de agosto de 2009

FERNANDO SUAZO, EX CURA DOMINICO: EL AGUA Y LA LUZ MAYAS PARA QUIEN MUERE DE SED Y ANDA EN LAS TINIEBLAS


Lazarillo

En principio pensaba escribir un artículo sobre la larga entrevista que publica Argenpress con el ex cura dominico Fernando Suazo, 63 años, natural de Guernica y residente en Guatemala desde 1984. Me disculparán si no lo hago y no trato con ello de relacionar, por contrataste, lo que cuenta Suazo de su vívida experiencia latinoamericana con muchas de las informaciones que nos llegan de la Otra Orilla a través de los medios de conformación de masas. Creo que para tal objetivo se basta y sobre el testimonio y la elocuencia del entrevistado en esta interesante interviú que aconsejo leer íntegramente.

Me permitiré no obstante hacer unas observaciones con relación al destino elegido por el protagonista, en estos días en que muy cerca de Guatemala, en Honduras, se viven las consecuencias de un golpe de Estado que amenaza con estabilizarse y servir acaso de modelo experimental desestabilizador para otras tentativas de similar traza en América Latina. Cuenta Zuazo, hijo de un militar franquista y cura obrero en Valladolid en los años setenta, que su progenitor trabajaba en una fábrica de armas que exportaba material al Chile de Pinochet. Eso era lo que nos daba de comer a la familia -dice-, pero al mismo tiempo era totalmente reprochable desde el punto de vista ético.

Fue una de las primeras contradicciones que el ex cura dominico resolvió con su partida hacia Centroamérica, después de haber visitado la Nicaragua sandinista en 1984 con la idea de informar objetivamente a los medios de información españoles, que ignoraban las masacres de la Contra, apoyada por el gobierno norteamericano. Los medios apenas le hicieron caso a su vuelta. Desilusionado con la transición democrática en España y con el propio sindicato que había ayudado a fundar, Comisiones Obreras, Suazo opta por fijar su apostolado en Guatemala, donde conoció dos realidades: El trauma de otras masacres, que se palpaba en el aire y sobrecogía por el silencio de la gente, pues eran cosas que yo había leído de la SS nazis en Alemania. Y junto a ese terrible dolor, me impresionó algo que no esperaba encontrar: la alteridad de una cultura desconocida para mí, la cultura de los campesinos mayas. Yo venía harto de la cultura europea, del consumismo construido sobre un individualismo exacerbado, de la falta de solidaridad que veía por todos lados, y aquí me encontré con una cultura diferente. La cultura de allá era una cultura de la racionalidad exagerada, una racionalidad que se burla del misterio, mientras que aquí el misterio forma parte de lo cotidiano. Aquí lo mágico es una dimensión de la realidad con la que hay que contar. Eso me atrajo profundamente. Metí cabeza y corazón en esto con profunda curiosidad, porque sentía que iba mi vida en ello. De Europa ya no esperaba mucho más. Aquí encontré algo verdaderamente refrescante; lo podría decir en términos plásticos: encontré el agua para quien está muerto de sed, la luz para quien anda en las tinieblas.

Fernando Suazo habla además en la interviú del celibato en la Iglesia, de Jesús como ejemplo de disidencia, de su empatía natural con la Teología de la Liberación, del alto sentido comunitario de la cultura maya, etc. También, de las alternativas en un tiempo como el nuestro en que las opciones revolucionarias parecieran adormecidas, según el entrevistador Marcelo Colussi: Una pista inevitable es la atención al otro, la preocupación genuina por el otro, el que no pertenece a mi grupo étnico, a mi clase social pero que no goza de mis privilegios. Ese otro constituye una evaluación viva de mi conducta, de mi proyecto vital. Lo que me impactó cuando llegué a Rabinal hace más de 25 años sigue siendo lo mismo: la preocupación por el otro, constituye para mí el mayor criterio de autenticidad. Es decir: ¿qué tanto nos atrae realmente el otro? ¿Qué tanto nos movemos de verdad en dirección al otro? ¿Qué tanto incide el otro, los otros, en mi vida y en mis proyectos? Han aparecido en estos años filósofos europeos que, a partir de la vergüenza de la Gran Guerra, expresan su decepción por los discursos abstractos y se vuelven a la evidencia del grito que nos alcanza desde los otros. Desde Rabinal me he vuelto a encontrar con Adorno, con Walter Benjamin, me he encontrado con E. Lévinas, con Reyes Mate. En nuestro “sistema mundo” hay un otro masivo que son las víctimas: las víctimas económicas, las víctimas de la violencia. Las víctimas constituyen los puntos dolientes de nuestro cuerpo social; son las alarmas del sistema que no podemos ignorar si queremos sobrevivir. La cercanía con las víctimas, con su grito concreto, corporal, debe ser el punto de partida de cualquier proyecto político y social. Ellas, constituidas en sujetos, con su voz, con su participación decidida, deben ser protagonistas en los procesos de transformación revolucionaria.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Acabo de leer toda la entrevista y no tiene desperdicio. Muchas gracias por la referencia.

Anónimo dijo...

Pero ¿queda gente así? ¿que ría así¿ ¿que piense así? ¿que lo diga así?, ¿que viva así?

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