domingo, 29 de marzo de 2009

POR CULPA DEL ALCALDE DE HONOR MATARON A SU PADRE


Melibea

Como es sabido, por decisión de los concejales del Partido Popular que gobierna el Ayuntamiento de Salamanca, en enero de 2007 no prosperó una propuesta del portavoz municipal del Partido Socialista en la que se pedía la retirada de la medalla de oro de la ciudad que le fue concedida al general Franco en 1948, así como la designación del mismo como alcalde de honor, aprobada en 1964. Aparte de mantener esas distinciones al dictador, la efigie del extinto caudillo subsiste envasada al vacío como medallón tallado en piedra en las arcadas barrocas de la Plaza Mayor.

Quizá por eso, para Luis Calvo, el firmante de la carta que inserto a continuanción, y que hoy da a conocer el diario Público, sea ese soleado y ameno espacio urbano un lugar muy poco hospitalario para su ocioso esparcimiento, tal como lo prodigan otros de sus conciudadanos. Por culpa de la rebelión militar acaudillada por el alcalde de honor de la ciudad en donde reside, y a la que está unido por familia y nacimiento, mataron a su padre. Mientras Luis y muchas más descendientes de las víctimas de la represión franquista se ven inmersos en la frustración ante la pasividad de nuestro Gobierno en el tema de la Ley de la Memoria histórica y la recuperación de los restos de sus deudos, el máximo responsable de aquella tragedia sigue luciendo distinciones incompatibles con el vigente regimen democrático y la vigente Ley de la Memoria Histórica. La carta dice así:

"Yo era un pequeño niño de seis años de edad cuando tuve la desgracia de perder a mi padre, Juan Calvo Moronta, que, a la edad de 37 años, fue fusilado con otros tres compañeros junto a las tapias del cementerio de Salamanca la madrugada del día 4 de octubre de 1937.
Junto a mi madre y único hermano sobrevivimos a duras penas, con la precariedad y desamparo propios de la dramática situación de estar marcados por aquella sociedad fascista, criminal, beata, fanática y retrógrada, como esposa e hijos de un rojo…
Mi larga vida me ha proporcionado la inolvidable circunstancia del cambio de la oprobiosa dictadura a la nueva democracia y al régimen de libertades que merecemos y disfrutamos (¿?)en la actualidad. Con el cambio tantas veces añorado, mi vida tomó un nuevo rumbo social, mi entrega entusiasta, colaboración y participación activa en la acción sindical y política socialista como prueba de fidelidad y honra personal a la memoria de mi propio padre y de todos los compañeros a los que arrebataron criminalmente lo único de valor que poseían, sus vidas, por creer y defender la libertad y democracia de nuestro pueblo.
Pero, una vez más, me veo inmerso en la frustración ante la pasividad de nuestro Gobierno en el tema de la Ley de la Memoria Histórica y la recuperación de los restos de tantas y tantas víctimas del franquismo. Seguiremos trabajando con ilusión en recuperar y dignificar la memoria de muchos, de incontables e inolvidables compañeros.
Que el Gobierno español se entere de una vez por todas del compromiso que adquirió con los miles de familiares que estamos pendientes de todas sus determinaciones. Somos muchos los españoles que confiamos en la continuación de nuestro trabajo. Nuestras rosas y claveles rojos de los homenajes pueden transformarse en los abrojos y espinas de la desdichada maldición histórica".
Luis Calvo/Presidente de honor
de la Asociación Salamanca Memoria y Justicia.
Foto: Victorino

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