viernes, 20 de marzo de 2009

BENEDICTO XVI SERÁ RESPONSABLE DE PROPAGAR EL SIDA


Félix Población

Eso dice el teólogo Hans Küng, que se autodefine como un hombre libre dentro de la Iglesia y aboga por una institución con entrañas de misericordia, frente al dogmatismo medieval de El Vaticano. La postura de Benedicto XVI en contra del preservativo, refrendada ahora con ocasión de su viaje a Camerún, unida a la que ya mantuvo su predecesor Juan Pablo II, hace que ambos vayan a ser juzgados por la Historia como dos de los mayores responsables de la propagación del sida en aquellos países con grandes mayorías o minorías católicas. También nos recuerda el teólogo suizo que todo empezó con la encíclica Humanae Vitae, suscrita por Pablo VI, que proscribía cualquier tipo de contracepción.

La aseveración de Küng proviene de la afirmación formulada por el padre Benedicto, nada más pisar territorio africano el pasado martes, de que los condones no previenen el sida, cuando diariamente mueren en aquel continente 6.000 personas a consecuencia de la enfermedad. La población afectada supera allí los 24 millones de personas, frente a los 9 millones y pico de enfermos que se dan en el resto del mundo, con Europa como la zona con menor incidencia del mal y donde, coincidentemente, más se usa el preservativo.

No obstante, a pesar del peso que las advertencias papales puedan seguir teniendo en algunas comunidades católicas del tercer mundo, es de confiar que vayan primando entre el clero africano posturas más misericordiosas y atenidas a razón. Es de recordar en este sentido la conculcación que algunos misioneros hacen de tales mensajes, repartiendo preservativos en conformidad con el significado vivífico de Cristo y el quinto mandamiento.

A este respecto establecía hace poco una misionera la primacía de Dios sobre El Vaticano en la misión de preservar la vida ante el riesgo de la enfermedad y la muerte. No hacía con ello sino obedecer al propio Benedicto XVI cuando dijo: Aun por encima del Papa como expresión de la voluntad de la autoridad eclesiástica se halla la propia conciencia, a la que hay que obedecer en primer lugar, si fuera necesario incluso en contra de lo que diga la autoridad eclesiástica.

Lo escribió Ratzinger, no Küng, hace más de veinte años, como recuerda hoy Casandra en Público. Si la conciencia de los católicos se aleja cada vez más de Roma, tal como no puede dejar de ocurrir ante tamaños y pertinaces dislates pontificios, ¿qué vida podrá defenderse desde el solio de san Pedro?

RedDIARIO
Pese al veto del Vaticano, la teología de la liberación se propaga. (Leonardo Boff).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo a lo de la Iglesia lo llamo suicidio asistido.

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