viernes, 20 de febrero de 2009

MARTA DEL CASTILLO, LA TELEMIERDA Y LA NIÑA DEL TREN


Félix Población

Una vez más, como ya ocurriera hace años con el oscuro asesinato de Las niñas de Alcásser, algunas cadenas de televisión privadas han rivalizado de modo nauseabundo en la mierda del sensacionalismo morboso, sin atenerse a los códigos deontológicos y de autorregulación exigibles, así como a la legislación pertinente, al tratar la muerte de la adolescente sevillana Marta del Castillo.

No debería sorprendernos, por más que nos indigne un tratamiento de esa laya en ciertos medios de información, pues su trayectoria en otros asuntos de menor enjundia noticiosa así lo hacía prever. Lo que más alarma en esta ocasión no es que se haya pretendido hacer del dolor espectáculo o del morbo noticia, según es norma, sino que se haya vulnerado de modo flagrante el código de autorregulación de las televisiones, según el cual no se emitirán imágenes ni menciones identificativas de menores como autores, testigos o víctimas de actos ilícitos.

Es razonable que a la vista de esa normativa, y de la propia ley de protección del menor, la Fiscalía de Sevilla haya abierto diligencias ante el proceder de Telecinco, que como todo el mundo sabe presentó en uno de sus programas a la novia del presunto asesino de Marta, una adolescente de 14 años, con objeto de aclarar que ella no había tenido nada que ver con el suceso.

Antena 3 y Telecino han sido las dos cadenas privadas que han ofrecido hasta ahora más ¡horas! al asesinato de Marta del Castillo. Algo más de cinco en el primer caso (328 minutos) y casi cuatro en el segundo (220 minutos). Sus telediarios han dedicado entre un 19 y un 23 por ciento del total del informativo a esa noticia.

Ayer se sentaba en el banquillo el joven agresor de una adolescente ecuatoriana de 15 años. La violenta acción fue registrada por las cámaras de seguridad de los Ferrocarrils de la Generalitat, con lo que la repercusión del hecho, vejatorio y racista, fue notable. Cuenta la víctima que desde entonces se la conocía en los lugrares que frecuentaba por La niña del tren y que hubo de cambiar de lugar de residencia y de instituto, harta de los periodistas que la acechaban. Los había que la esperaban fuera de casa, subidos a un árbol.

Lo que más me ha llamado la atención de la historia de L.M., después de aquella patada que le propinó un energúmeno que ahora dice sentir asco de sí mismo -ojalá sea sincero-, es que el tutor del centro escolar al que asistía la adolescente le sugirió la idea de sacar provecho económico por vender su historia en los medios, como acaso haya ocurrido con la novia del presunto asesino de Marta.

Se trata, obviamente, de un educador de mierda. No le cabe otro calificativo a quien pretende enmierdar así a sus alumnos. Tal parece que su misión fuera renovar los cebaderos de mierda de ciertas televisiones para que la mierda cunda hasta tal punto que sea materia de sugerencia o consejo de más tutores escolares.

3 comentarios:

Lazarillo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Me gusta por el buen uso que haces de esa palabra tan sonora y que tan bien decía Fernando Fernán Gómez, aunque no con la propiedad y pertienncia que en este caso haces tú. Un saludo desde la Corte.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo.
No soy de ver mucha tele, pero escribí un post llamado "El circo " sobre esto mismo que comentas aquí.
Tremendo.
Saludos.

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