BOADELLA Y LOS ESPÍAS DE LA COMUNIDAD

Félix Población

El pasado mes de diciembre presentó Albert Boadella la programación de los Teatros del Canal, dependientes del gobierno de la Comunidad de Madrid, un ambicioso proyecto que por contar con tan reputadísima personalidad al frente del mismo promete los máximos logros, dicho sea con el respeto y admiración que nos merece buena parte de la trayectoria profesional del señor Boadella y su compañía Joglars.

Si recuerdo esto hoy es porque me temo que el director catalán va a tener que desaprovechar, por obligaciones de su cargo, uno de los libretos políticos que de haber discurrido en su Cataluña natal más podría haberle seducido para uno de sus divertidos montajes escénicos. Hablo, naturalmente, de la trama de espionaje político a tres bandas que tiene lugar en las interioridades del gobierno de Madrid y de cuyos entresijos vamos sabiendo cada día más a través de los periódicos.

Dijo Boadella, cuando presentó esa programación, que nadie le puso límites, ni en los temas ni en los géneros, asegurando que el gran y único filtro será la calidad. Estoy convencido de que gracias a sus dotes y capacidad para elaborar un lúcido y luciente espectáculo, Albert sabría dar a ese argumento político la máxima prestancia escénica, en concordancia con ese único y gran filtro de calidad.

Lamentamos por eso que tales motivos de inspiración no se hayan dado en Cataluña, con el gobierno de la Generalidad como escenario, bajo la presidencia del honorable Jordi Pujol a ser posible y siempre que el señor Boadella no estuviera en su nómina, porque mucho nos tememos que sólo así el fundador de Joglars nos habría deleitado con una vistosa sátira al uso de las que componía cuando iba por libre.