lunes, 17 de noviembre de 2008

LA REHABILITACIÓN DE NEGRÍN Y AMARO DEL ROSAL


Félix Población

Casi coincidiendo con la publicación ahora de la biografía de Juan Negrín que ha escrito el reputado historiador Gabriel Jakson, en la que argumenta con el rigor que le acredita que la leyenda negra que denigró la figura del jefe del Gobierno de la II República (1937-1945) fue fruto no sólo de las falacias propaladas por el bando franquista sino de la división de la izquierda, el Partido Socialista rehabilitó el pasado mes de julio al doctor Negrín y a 36 antiguos militantes del PSOE identificados con la línea política de don Juan. Todos ellos fueron expulsados en 1946 por las otras corrientes de opinión dominantes entonces en el partido.

La facción de Juan Negrín fue la cuarta entre las que se dieron en el PSOE durante la Guerra Civil, caracterizada por su espíritu de resistencia en los últimos meses del conflicto, en la confianza de que la inmediatez de la segunda guerra mundial propiciase el apoyo de los países aliados a la República. Las otras tres facciones, adscritas respectivamente a los liderazgos de Besteiro, Largo Caballero y Prieto, nunca le perdonaron a Negrín la factura de la derrota y la caída del régimen, como si ambas fueran achacables únicamente a su gestión como jefe del Gobierno.

A la rehabilitación de la figura de don Juan contribuirá sin duda la digitalización de sus valiosos archivos, custodiados por su nieta Carmen, para su traslado a un centro documental que llevará el nombre del político socialista y estará radicado en Las Palmas. Ese material, al que hasta ahora sólo habían tenido acceso parcial historiadores como el propio Jakson y Ángel Viñas, va a permitir sin duda que la personalidad de Negrín recobre toda la dignidad y prestigio que trataron de socavar tanto vencedores como vencidos.

Cuenta Gabriel Jakson que el 90 por ciento de lo que se ha dicho sobre el médico socialista es leyenda y que, al final de su vida, don Juan tenía la sensación de haber fallado por haber perdido la guerra y haber sido denostado incluso en su propio partido. Por eso -afirma el historiador- no quiso estatuas ni que escribieran su nombre en su tumba. También pidió Negrín que no hubiese flores, pero cuenta su nieta que todos los años hay un ramo artificial con la bandera tricolor sobre las tres iniciales inscritas en la lápida.

Muchos años después de la muerte de Juan Negrín en París (1956) falleció en Madrid Amaro del Rosal (1991), uno de los 36 socialistas rehabilitados por el PSOE. Secretario adjunto de la UGT y director general de la Caja de Reparaciones durante la República, a la vuelta de su exilio en México vivió con modesta dignidad en una pensión madrileña, luego de haber donado sus valiosos archivos a varias instituciones.

Compartí con él muchos días de su vitalísima vejez, colmada de ágil y meticulosa memoria, así como de una radical disconformidad con la gestión política de los gobiernos de Felipe González. Probablemente por eso no se le rehabilitó entonces y tampoco se le dispensaron las atenciones que su persona, su obra y su capacidad de criterio sobre la España de su retorno se merecían. Para eso ya estaban otros líderes históricos más acomodaticios y proclives a dejarse lisonjear en la feria de las vanidades.

Como le ocurriera a Negrín en París, sólo tres personas estuvieron presentes cuando Amaro del Rosal falleció en la clínica de La Concepción de Madrid aquel día de febrero de 1991, con la agravante de que éste no murió en el exilio sino en la España democrática por la que había luchado. Escuchando sus últimos estertores, recordé la cita de Albert Camus con la que ayer en el diario El País hacía balance Carmen Negrín de la existencia de su abuelo: Fue en España donde los hombres aprendieron que es posible tener razón y aun así sufrir la derrota. Que la fuerza puede vencer al espíritu y que hay momentos en que el coraje no tiene recompensa. Esto es sin duda lo que explica por qué tantos hombres en el mundo consideran el drama español como su drama personal.

Por lo mucho compartido y aprendido con Amaro en sus últimos años, que no me hable el PSOE de rehabilitaciones cuando personas como él o Negrín son en verdad las que rehabilitan las ideas por las que vivieron.

RedDIARIO
El periodista Jaime Menéndez, ateneista ilustre. (La República).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que prueba que en los partidos, como en las religiones, se siguen pontificando sobre los santificables y no santificables.

Anónimo dijo...

Negrín me merece mucho más respeto que Largo Caballero y que Prieto, pero hay que tener en cuenta que fue al primero al que le tocó lo más duro de la República, defenderla cuando estaba casi derrotada y sólo contaba con la ayuda de la URSS, a todas luces insuficiente. Me sigue valiendo su frase: resistir es vencer, porque aunque entonces no venció es un postulado filosófico fundamental para sacar provecho de la existencia.

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