viernes, 29 de agosto de 2008

EL VATICANO CONTRA LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN EN PERÚ


Félix Población
Cuando todas las mañanas abro la pantalla de mi ordenador y leo aquellas alertas informativas que tengo dispuestas para seguir la actualidad sobre determinadas cuestiones, es poco probable que las incidencias acerca de la iglesia pobre del pueblo y la pobre iglesia de los poderosos me dejen indiferente. Resulta bastante habitual que esos casos se den en Latinoamérica y tengan, por ende, un mayor grado de interés para quien se expresa en una lengua y unos conceptos solidarios que allí pueden entender y compartir.

Considero que abrir nuestra sensibilidad, desde este lado del Atlántico, a cuanto se acometa para rescatar de su postergación social a amplísimos sectores de la sociedad en aquellos países es un compromiso moral, y que, abrazados por la comunicación de la palabra, cuanto digamos aquí que favorezca esa lucha por el progreso en equidad y justicia reforzará el aliento entre quienes se esfuerzan por el logro de esa meta.

La congregación misionera de Maryknoll, en los Andes peruanos, lleva sesenta y cinco años en ese empeño, ayudando a los campesinos quechuas y aymaras de Puno, que según leo en el artículo de Fernando Butazzoni que sirve de referencia a este comentario son los más pobres entre los pobres y los más olvidados entre los olvidados. Dicha congregación procede de Estados Unidos y se asentó en 1943 en esas montañas del sur de Perú a instancias del entonces obispo de Puno, Salvador Herrera. Allí se integraron en las culturas aymara y quechua, conviviendo con las comunidades campesinas y hablando su propia lengua.

De la magnífica labor educativa y social realizada por esos misioneros se hace eco la carta de protesta, no exenta de indignación, dada a conocer por representantes de la comunidad católica de Puno, una vez que el nuevo obispo de esa diócesis, monseñor José María Ortega Trinidad, nombrado por Benedicto XVI hace menos de dos años y miembro de la Sociedad de la Santa Cruz del Opus Dei, ha decidido que no permanezcan en la prelatura quienes de modo tan literal y solidario se han aplicado durante decenios en el seguimiento del Evangelio.

Una vez más, según expresa Butazzoni, esta confrontación, como tantas otras en América Latina, proviene de la lucha implacable que El Vaticano le tiene declarada a la Teología de la Liberación, la pobre iglesia de los poderosos contra la iglesia pobre del pueblo que sólo al pueblo se debe y en él y con él tiene su sentido y razón.

RedDIARIO
+Un cardenal con tres pasiones: Dios, los pobres y la inteligencia. (Leonardo Boff).
+La desigualdad social mata. (Público).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A la iglesia rica le viene muy bien esa iglesia pobre porque sin ella probablemente no sería soportable tanta hipocresía.

Anónimo dijo...

Me parecen muy oportunas las noticias que ese blog inserta en la columna de Breviario. Sería estupendo poder comentarlas en la misma columna, no sé si será posible por cuestiones técnicas, pero hay muchas veces que me quedo con ganas de hacerlo, como con la de los 400 millones de pobres que dejó de registrar en sus estadísticas el BM. ¿Sabremos en realidad cúantos hay en el mundo si quienes los cuentas son los organismos que paricipan en su producción?

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