martes, 15 de abril de 2008

LA BIBLIA Y LA CRUZ Y LOS MINISTROS DE LA ESPAÑA REAL


Félix Población
El señor Rodríguez Zapatero ha presentado al nuevo gobierno en medio de alharacas de progresía que tanto venden entre buena parte de su electorado más fiel y acomodaticio. Si se trataba de vender una buena imagen, no hay duda de que a título aparencial lo ha conseguido, aunque eso de poco valga a la hora de administrar el país. Hay entre los nuevos ministros más mujeres, más juventud y una nueva cartera bajo un rótulo sugestivo y posiblemente necesario: Ministerio de la Igualdad.

Según el propio ZP, esos nombramientos obedecen al reflejo de la sociedad española real a la que el gobierno debe representar. Perfecto. Hasta ahí se podrá disentir o no con la pertinencia de los nombrados o con la nueva organización y nombre de los departamentos, pero nadie puede negar audacia a la decisiones del señor Presidente, así como razón a su argumento.

Sin embargo, si en verdad se trata de reflejar a la sociedad española real de nuestro tiempo, hay un detalle en la toma de posesión del nuevo gabinete que no sólo desmiente esa tesis, sino que contradice a la propia Constitución. La presencia del crucifijo y un ejemplar de la Biblia en el momento en que se renuevan los gobiernos ante el Rey, según la fórmula elegida por cada uno de los nuevos ministros de prometer o jurar el acatamiento constitucional, no se atiene a la aconfesionalidad del Estado proclamada por la propia Constitución. Esto, además, fue especialmente digno de resaltar en la toma de posesión de ayer, donde la mayoría de los nuevos titulares, si no todos, prometieron y no juraron su cargo.

¿Qué hubiese ocurrido, como de hecho podría suceder en el futuro, si alguno de los ministros nombrados, en lugar de ateo o agnóstico, fuera judío o musulmán? Si nuestra Constitución expone muy a las claras, además de la aconfesionalidad del Estado, la libertad de creencias religiosas, ¿qué pintan una Biblia y un crucifijo en el momento en que un ciudadano español, sea cuales sean sus ideas y sentimientos religiosos, promete acatar el articulado constitucional y asumir una responsabilidad de tanta trascendencia como la gobernación del país?

Tanto esa imagen expresamente confesional en las tomas de posesión, como las ceremonias católicas en los funerales de Estado en ocasiones luctuosas para la sociedad española, están de más como reflejo de la Constitución y el país que la Constitución regula. Por lo tanto, podrán responder los nuevos ministros a la sociedad a la que van a servir, pero éstos como la sociedad siguen estando obligados a soportar la tutela de una simbología religiosa concreta que no representa más que a sus creyentes.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy muy de acuerdo con su punto de vista. Además, siendo evidente, no lo he visto reflejado en ningún otro sitio.

Anónimo dijo...

También estoy de acuerdo pero, si se me permite, yo añadiría: que los crucifijos y biblias no nos impidan ver el bosque.
Y la arboleda es digna de análisis:
- Ministerio de Educación cuasi asistencial y sin Universidades.
- Ciencia e Innovación con un "toque" empresarial que ya veremos por donde tira.
- Trabajo e Inmigración: una curiosa relación.
Dejémoslo de momento en tríada, por lo de homenaje a la Santísima...

Un saludo, Desiderata.

Anónimo dijo...

Así las cosas, mucho me temo que este gobierno tampoco se atreverá con los privilegios de la iglesia de Roma y que seguirá valiendo el concordato franquista de 1979.

Anónimo dijo...

Parece que pronto se olvidan del Dios que los sostuvo y les dio las bases para el resurgimiento de la decadencia franquista.
Si hay alguien que menosprecia con más desatino a la Biblia, base y fundamento del propio socialismo, ese es el gobierno español.
Van contramano a las necesidades tanto de la juventud como del propio estado. Saquen los crucifijos, estatuas y demás cosas. Pero no dejen de leer la Biblia.
¿Acaso no hace el gobierno una religión de sí mismo al prohibir a la gente a expresar libremente su fe?

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