Melibea
Sabemos que uno de cada ocho niños muere en Irak antes de cumplir los cinco años que ahora se cumplen de su conquista a sangre y fuego. Sólo en 2005 fallecieron 122.000 en una población de 25 millones de habitantes. Los de la fotografía viven... y juegan a matar. El desasosiego que despierta esa imagen tiene su fundamento. Puede equivaler a una semilla en el caldo de cultivo abonado de violencia que desde hace un lustro sufre aquel país. Es el reflejo de la vida cotidiana durante más de la mitad de vida de sus protagonistas. Se habla mucho de una desnutrición creciente y una tasa de mortalidad infantil de las más elevadas del planeta, pero hay otro mal que les puede crecer por dentro a los niños iraquíes mientras crecen: el de confundir esos juegos con un proyecto de vida porque en su vida, hasta ahora, no dejó de cuajar la sangre como un río de muerte.
Sabemos que uno de cada ocho niños muere en Irak antes de cumplir los cinco años que ahora se cumplen de su conquista a sangre y fuego. Sólo en 2005 fallecieron 122.000 en una población de 25 millones de habitantes. Los de la fotografía viven... y juegan a matar. El desasosiego que despierta esa imagen tiene su fundamento. Puede equivaler a una semilla en el caldo de cultivo abonado de violencia que desde hace un lustro sufre aquel país. Es el reflejo de la vida cotidiana durante más de la mitad de vida de sus protagonistas. Se habla mucho de una desnutrición creciente y una tasa de mortalidad infantil de las más elevadas del planeta, pero hay otro mal que les puede crecer por dentro a los niños iraquíes mientras crecen: el de confundir esos juegos con un proyecto de vida porque en su vida, hasta ahora, no dejó de cuajar la sangre como un río de muerte.
2 comentarios:
La cara del niño pequeño lo dice todo.
Se aprende lo que se ve.
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