lunes, 10 de marzo de 2008

EL ADIÓS DE RAJOY


Félix Población
No faltarán quienes piensen que la segunda derrota cosechada ayer por don Mariano Rajoy es una derrota dulce, dado que el Partido Popular ha incrementado en cinco el número de escaños con respecto a 2004, con una suma de cuatrocientos mil votos más que el 14-M de ese año. Se podría pensar incluso que la política de airada oposición llevada a cabo por el PP durante el pasado cuatrienio, como consecuencia sobre todo de la falta de renovación en la cúpula aznariega -incapaz de asumir aquella primera derrota-, ha recibido ayer un espaldarazo en las urnas. Esto al menos es lo que parecía querer indicar don Mariano en su vacilante comparecencia ante los simpatizantes de su partido tras conocerse los resultados de los comicios. No hubo, como en la ocasión precedente, el más mínimo atisbo de autocrítica.

Pero la obligación y el objetivo fundamental de un partido opositor es ganar las elecciones, máxime cuando el líder que lo encabeza se presenta por segunda vez y una derrota, por dulce que resulte, comporta sobre todo una quemazón reiterada del candidato. Eso lo sabe el señor Rajoy y también su partido, donde difícilmente han podido reprimir los afanes de liderazgo que mueven a varios de sus más caracterizadas personalidades en esa lid. Por eso, de cuanto se reflejó ayer en la balconada de la sede del PP -a pesar de los vítores incondicionales y el flamear de banderas de la muchedumbre-, me quedo como referentes más indicativos con el rostro de la esposa de don Mariano, incapaz de disimular la decepción, y la despedida de su marido al término de su breve y titubeante alocución: Adiós.

El adiós del señor Rajoy tuvo ayer una resonancia premonitoria de despedida que sólo en los próximos meses sabremos si se ratifica. En relación con eso, falta por discernir también la interpretación que el Partido Popular hará de los resultados obtenidos ayer con respecto a la legislatura que viene. No será la consecuente con la lectura positiva expuesta ayer ante los medios, sino la que se deriva de la derrota, aunque también se considere ese apreciable incremento de votos. En uno y otro caso es poco previsible que don Mariano repita como candidato por el PP a la presidencia del Gobierno.

A favor de esa renovación en el liderazgo juega también la renovación necesaria que no se hizo en 2004 al frente de la directiva del Partido Popular. Puede que esa alternativa sea la más creíble para una estrategia política que, sin aliviar mucho la rudeza opositora soportada estos cuatro años atrás, tenderá a desmarcarse al menos por mera renovación de las fijaciones obsesivas que marcaron la trayectoria del PP bajo el efecto traumático de 14-M. Las vigentes caras del PP está muy marcadas por ese estigma.
RedDIARIO
Gobernaré para todos pensando en los que no tienen de todo. (Rodríguez Zapatero).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una política como la del PP cuatro años más y si todo va normalmente en la gestión de gobierno, acabaría con el sucesor de Rajoy como acabó con él. Es preciso algo más.

Anónimo dijo...

¿Estigma? ¿Con más votos? Más bien lo deben tener a orgullo que a estigma, digo yo, ¿no le parece? Ah, y Rajoy no se irá porque es un patriota y un patriota está a las duras y las maduras.

Anónimo dijo...

¿Qué se sabe de Aznar? ¿Vuelve?

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