Melibea
El conflicto entre la guerrilla y los sucesivos gobiernos duró en Guatemala 36 años (1960-1996), con un total de 200.000 ciudadanos muertos, 45.000 desaparecidos y entre medio y un millón de personas desplazadas de su hogares. Los datos los recuerda hoy el diario El País con ocasión del reportaje que bajo el titular Los matadores andan libres escribe Juan Jesús Aznárez acerca de las víctimas de aquel genocidio, a la búsqueda ahora en España de la justicia que no encuentran en su país. Cuenta el periodista que las atrocidades cometidas por las fuerzas gubernamentales fueron tan crueles porque soldados, policías y patrulleros estaban entrenados en la insensibilización ante el sufrimiento y se les inoculó un sistema de valores y prácticas ajeno a cualquier consideración humanitaria. Uno de aquellos soldados iletrados reconoció el grado de adoctrinamiento de la tropa con estos términos: Le dicen a uno que el comunismo viene a quitar tierras, que viene a explotar, y esto y lo otro (...) Y ya el soldado se indigna y dice: pues sí, los causantes son los guerrilleros y por eso es que Guatemala está pobre.
En la misma edición de hoy domingo del diario antedicho, el reputado escritor Vargas Llosa coincide con el militar iletrado en culpabilizar a la guerrilla cuando glosa la multitudinaria manifestación del pasado día 4 de febrero contra las FARC. En su artículo No más FARC asegura don Mario: que la convocatoria nació como fruto de la espontaneidad de ciudadanos independientes, sin militancia política ni apoyo institucional alguno (léase qué hay detrás de la marcha en la columna de Breviario); que las FARC son el obstáculo mayor que tiene Colombia para avanzar en su desarrollo y perfeccionar su democracia; que por culpa de las FARC Colombia no es hoy una democracia moderna y desarrollada, como lo va siendo ya Chile, etc. Don Mario Vargas sólo tiene a bien dedicar un sucinto y pasajero párrafo a las barbaridades represivas cometidas por las fuerzas paramilitarias colombianas, sin referirse para nada a las militares, culpables al menos, unas y otras, de la desaparición de 15.000 ciudadanos, el asesinato de 1.700 indígenas, 2.500 sindicalistas y casi 5.000 militantes de UP, un partido de izquierdas drásticamente eliminado de la libre circulación por esa democracia que sin las FARC sería moderna y desarrollada a juicio de don Mario. Entre 1982 y 2005 los paramilitares cometieron más de 3.500 masacres y robaron más de seis millones de hectáreas de tierra. En los últimos seis años, miembros del Ejército oficial han participado en 950 ejecuciones extrajudiciales.
El próximo 4 de marzo, la ciudadanía colombiana está convocada a una nueva marcha de la que el potentado Vargas no dará referencia alguna en sus lucrativas Piedras de toque. Los lemas de esa cita no le atañen, como acaba de demostrar con su artículo de hoy: Nunca más fosas comunes (3.000 en todo el país), Nunca más desplazamaientos forzados, Nunca más paramilitares, Nunca más crímenes de Estado. ¿Por qué será que tanto en Guatemala como en Colombia quienes padecieron la represión a la que dan nombre esos lemas fueron los ciudadanos más pobres e indigentes? En Colombia suman 30 millones. Un conflicto como el que en su día vivió Guatemala y ahora soporta Colombia no se puede entender sin poner en primer término tanta miseria. El potentado Vargas se limita a celebrar los altos índices de crecimiento de la economía de este país, aunque, claro está, sin que los beneficios de ese crecimiento lleguen a todos los colombianos de manera equitativa.
En la misma edición de hoy domingo del diario antedicho, el reputado escritor Vargas Llosa coincide con el militar iletrado en culpabilizar a la guerrilla cuando glosa la multitudinaria manifestación del pasado día 4 de febrero contra las FARC. En su artículo No más FARC asegura don Mario: que la convocatoria nació como fruto de la espontaneidad de ciudadanos independientes, sin militancia política ni apoyo institucional alguno (léase qué hay detrás de la marcha en la columna de Breviario); que las FARC son el obstáculo mayor que tiene Colombia para avanzar en su desarrollo y perfeccionar su democracia; que por culpa de las FARC Colombia no es hoy una democracia moderna y desarrollada, como lo va siendo ya Chile, etc. Don Mario Vargas sólo tiene a bien dedicar un sucinto y pasajero párrafo a las barbaridades represivas cometidas por las fuerzas paramilitarias colombianas, sin referirse para nada a las militares, culpables al menos, unas y otras, de la desaparición de 15.000 ciudadanos, el asesinato de 1.700 indígenas, 2.500 sindicalistas y casi 5.000 militantes de UP, un partido de izquierdas drásticamente eliminado de la libre circulación por esa democracia que sin las FARC sería moderna y desarrollada a juicio de don Mario. Entre 1982 y 2005 los paramilitares cometieron más de 3.500 masacres y robaron más de seis millones de hectáreas de tierra. En los últimos seis años, miembros del Ejército oficial han participado en 950 ejecuciones extrajudiciales.
El próximo 4 de marzo, la ciudadanía colombiana está convocada a una nueva marcha de la que el potentado Vargas no dará referencia alguna en sus lucrativas Piedras de toque. Los lemas de esa cita no le atañen, como acaba de demostrar con su artículo de hoy: Nunca más fosas comunes (3.000 en todo el país), Nunca más desplazamaientos forzados, Nunca más paramilitares, Nunca más crímenes de Estado. ¿Por qué será que tanto en Guatemala como en Colombia quienes padecieron la represión a la que dan nombre esos lemas fueron los ciudadanos más pobres e indigentes? En Colombia suman 30 millones. Un conflicto como el que en su día vivió Guatemala y ahora soporta Colombia no se puede entender sin poner en primer término tanta miseria. El potentado Vargas se limita a celebrar los altos índices de crecimiento de la economía de este país, aunque, claro está, sin que los beneficios de ese crecimiento lleguen a todos los colombianos de manera equitativa.
4 comentarios:
¿Qué cobra Vargas Llosa por mentir tan a fondo?
Eso es leer periódicos a fondo, doña Melibea, le felicito por ello.
Quienes quieran saber más sobre la represión institucional en Colombia lean a Hector Abad Faciolince, su padre, un gran médico, fue asesinado por los paramilitares sion que sepa nada de los culpables veinte años después. Libro: El olvido que seremos.
Yo soy de petén y tengo 26 @ños y el 05 de mayo cumplo 27 @ños y no se que es guerrila. Pero sí lo escucho por LA radio y por LA tele, pero no me presto atencíon. Soy de San andrés, petén, guatemala.
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